Pero además de esas consecuencias regionales e incluso nacionales, la adjudicación definitiva de las frecuencias de radio va a provocar efectos muy llamativos en ciertos municipios donde algunos han emitido con una jeta digna de estudio especializado. Por ejemplo, en San Bartolomé de Tirajana, cuyo ayuntamiento ha detectado que durante la última década algunas emisoras no sólo han emitido sin orden ni concierto, sin programación estable y sin más objetivos que hacer caja a cualquier precio. Es que, para tan señeros fines, sus propietarios han estado literalmente enganchados al suministro eléctrico municipal del Estadio de Maspalomas, en una de cuyas torres de iluminación tienen instalados sus emisores y reemisores, poniendo además en peligro de sobrecarga los repetidores de los servicios de seguridad y emergencia municipales, como Policía Local y Bomberos. La autorización la otorgó in voce un alcalde de hace décadas, pero fue el pasado mes de julio de 2011 cuando el actual grupo de gobierno conoció el pastel sin haberse atrevido aún a actuar. Y eso que entre las afortunadas colgaderas hay algunas que se dedican a lanzar continuas soflamas contra el alcalde, Marco Aurelio Pérez, como es el caso de Radio Sol. En similares circunstancias, por nombrarlas a todas, se encuentran Radio Top 21 (musical) y Onda Latina, ahora Fly Radio (musical).