Luis Hernández, por ejemplo, que ocupó incluso el puesto de presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, sigue siendo el más firme candidato de Román Rodríguez para ser el gerente del futuro tren de Gran Canaria, y eso a pesar del injusto patinazo cosechado en las elecciones a presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas en afortunada UTE con el Zorro Plateado, conocido en los ambientes menos selectos como José Miguel Suárez Gil. En sus tiempos portuarios, Hernández fue uno de los más afamados precursores de la ampliación del Dique Reina Sofía, del que derivaron jugosos beneficios para Ciudad Jardín, donde entonces tenía su sede la Unión Deportiva Las Palmas y aún hoy la residencia oficial del presidente del Gobierno. A Luis Soria, que fue consejero por decisión de su hermano José Manuel (no sabemos si les suena) Canarias debe aquel ventajoso concurso eólico y la patente del juego del escondite tras una turbina de Enercon en Magdeburgo, Alemania. Luego, ya de civil, lo encontramos ganándose los garbanzos como comisionista del grupo Netto para convencer a Santana Cazorla de a quién debía encargar la apertura de un supermercado en la también afamada urbanización de Anfi Tauro (que tampoco debe sonar a nuestros lectores)