Que entrene el Universidad alegando motivaciones como las ofrecidas por el consejero de Deportes del Cabildo, José Miguel Álamo, bien pudiera abrir la puerta a que mañana cualquier grancanario, aduciendo tal condición, organice un torneo de solteros contra casados y utilice esas instalaciones con iguales derechos. Lo mismo, a continuación, podrían reclamar todos los equipos grancanarios de Segunda B y así, sucesivamente, hasta llegar al fútbol de veteranos. Los expertos recuerdan que aquello es césped, que requiere unos cuidados y una limitación de uso. De ahí que la peregrina comparación dada por Álamo sobre el uso del Centro Insular de Deportes (CID) no valga. En primer lugar porque se trata de parquet, y en segundo, porque antes debería preguntar a los cuatro equipos que comparten ese recinto. De amor y compaña, nada.