Algunos testigos presentes en el entierro del artista Juan Borges Linares, hijo predilecto de Gáldar, pudieron comprobar cómo estaba de corrompido el pacto. Ni siquiera en una situación tan luctuosa se pudieron evitar los comentarios, las declaraciones grandilocuentes y hasta las amenazas. Fue en ese entierro donde ya se supo que al pacto le quedaban dos afeitadas, o mejor dicho, una. Fue en ese trance donde el alcalde recibió el mensaje de que tenía que destituir a los cuatro concejales del Bloque Nacionalista Rural, con la amenaza directa de que de lo contrario, sería abandonado por todos los concejales de su propio grupo, el PP-UPG. Manuel Godoy decidió entonces pedir el alta médica y personarse en el municipio, a regañadientes, porque la ruptura de este pacto le va a deparar muchísimas desgracias políticas. Ya se empiezan a conocer algunos disparates y todavía no ha empezado la tragedia.