Guillermo Reyes, uno de los personajes que más ha dañado la imagen de la ciudad de Telde, es muy libre de ejercer su derecho a opinar. Y hasta de defender a todos los imputados de cuantas tramas corruptas han sido descubiertas tras su paso por el Ayuntamiento en aquel funesto periodo de 2003 a 2007, en comandita con el Partido Popular. Incluso es muy libre de ejercer la acusación particular contra el consistorio del que forma parte -ahora como concejal de la oposición- en todas las querellas y acciones iniciadas por el empresario Santiago Santana Cazorla. Allá él y los sitios y personas donde deposita sus desvelos. Lo que empieza a no tener un pase es que este impresentable ciudadano se dedique, con la ayuda del medio de comunicación que financia, a echar basura sobre las pocas cosas serias que quedaron en pie tras su paso por el Ayuntamiento. Ahora la ha vuelto a tomar con la Fundación Yrichen, a la que este viernes acusó gravemente de actuar al margen de la legalidad. Habló el que más callado debería estar.