Mientras la alcaldesa de la ciudad más poblada de este archipiélago presentaba su último esfuerzo social sin llegar a herniarse, un convenio con el Gobierno canario para que un centenar de menores con delitos leves puedan cumplir las tareas sociales que les imponga un juez en instalaciones municipales, el medio centenar de bebés que daban sus primeros pasos en la guardería Gusiluz, de Ciudad Jardín, vivían sus últimas horas en el centro. Ya saben que una orden de cierre del consistorio, motivada en la falta de licencia de apertura, ha dejado a estos 52 niños en la calle, y con sus familias sin saber qué hacer con ellos a mitad de curso. Los padres no se van a quedar de brazos cruzados y, aunque de momento no se apuntan a bomberos para darle la murga a Luzardo, este viernes se han citado en la puerta de las Oficinas Municipales de León y Castillo, a eso de las 13:00 horas, para ver si la doña les recibe y les explica cuántas otras licencias de apertura se han entregado en esta ciudad a negocios más insalubres después de iniciada su actividad. O cuántas instalaciones municipales no tienen licencia de apertura. ¿O es que hay algo más detrás? Si ese algo más es muy complicado de explicar para la señora alcaldesa, que se limite simplemente a argumentar a estos padres por qué no ordena el cierre en verano, le mete mano a la guardería con todo lo que quiera, si puede, pero concede una prórroga o lo que le venga en gana para que los niños, y sus familias, acaben el curso sin tantos trastornos. País.