El proceso que ha llevado a esta condena a agentes que operaban bajo las órdenes de Vicente Moreno, del Bloque Nacionalista Rural, ha estado plagado de cosas muy pintorescas, sobre todo en la fase jurisdiccional, donde se han producido unas flagrantes contradicciones que, en el argot judicial, vienen a suponer perjurio. Así, mientras los agentes aseguraron ante su señoría que es imposible determinar si un spray ha sido utilizado o no, Pipo dijo en su declaración que se había investigado ese extremo y que todos los sprays estaban intactos. Una primera vista resultó infructuosa hasta que, en una segunda, un testigo acreditó que las acusaciones de los siete afectados eran ciertas. Así que dos de los agentes han sido condenados al pago de una exigua multa diaria, pero condenados al fin y a la postre.