José Manuel Soria también conoció la propuesta de Terremark, pero, como hizo cuando le fueron a proponer la visita de Clinton a Gran Canaria, ni siquiera se dignó recibir a las personas que en nombre de la multinacional pretendían convencerle de las excelencias del proyecto. Es muy posible que consultara con su hermano Luis, entonces consejero, que siempre sostuvo que ésa era una inversión innecesaria dado el ancestral retraso que sufre el continente africano en esto de las nuevas tecnologías. Los hermanos Soria, siempre tan atentos a los grandes proyectos que redundan en el interés general, no valoraron la propuesta del NAP, cosa que sí hizo a continuación Ricardo Melchior, que ahora va a embarcar desde Tenerife a todas las instituciones públicas, incluyendo los gobiernos del Estado y de Canarias. Bien por los hermanos Soria, una vez más, y bien por su olfato para los grandes negocios con destino al interés general.