Hasta la imposición del petróleo podía haberse explicado mejor, sin chulerías como al que escuchamos pronunciar al ministro del ramo, el canario-lotería que nos tocó: “Hasta las olas del mar que rompen contra la costa canaria es del Estado”. Una fantasmada innecesaria, por conocida, que cabreó aún más los sentimientos nacionalistas del público municipal y espeso, que pretendía entonces ser cada vez menos nacionalista. Porque entre chulerías, bravuconerías y demás muestras marca de la casa soriana, el ministro de Industria, Energía y Turismo no ha hecho otra cosa que reavivar un sentimiento nacionalista que se consumía entre decepciones, deserciones y el desgaste propio de tanto ejercicio de poder, casi nunca ejemplar. Para coronar esta sarta de impertinencias, el mismo Consejo de Ministros que ha puesto en peligro el descuento aéreo, que se ha cargado la dependencia, que ha recortado ferozmente las políticas activas de empleo, que sube la luz y la bombona de gas, que amnistía a los que han evadido capitales? lanza una provocación innecesaria a los habitantes de Fuerteventura, que ya venían indignados con la imposición ministerial de las prospecciones petrolíferas. Siendo seguramente muy razonable, estratégico y militarmente justificado declarar zona de interés para la defensa nacional “el Campo Nacional de Maniobras y Tiro de Pájara”, ¿seguro que era absolutamente inaplazable hacerlo precisamente ahora? Salvo que lo que Soria, el PP y el Gobierno realmente pretendan con esa decisión tan alevosa sea provocar a las autoridades majoreras, ya molestas con la actitud militar con las antenas de la montaña de La Muda, o con las inquietantes declaraciones del jefe de tropas de Canarias, que ha reconocido que las prospecciones petrolíferas incrementan la inseguridad en la zona.