Garzón (IU): “El PSOE no pierde votos por su líder sino por su proyecto político”

Alberto Garzón junto a Luisa Tamayo de la direccion de IU en Tenerife./ EFE

José R. Hernández

Santa Cruz de Tenerife —

El candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, asegura que, aunque corresponde a la militancia pronunciarse sobre los hipotéticos pactos tras las elecciones generales, no cree que éstos estén por la labor de sellar una alianza con el PSOE de Pedro Sánchez, sobre el que aseveró que “tanto él como Susana Díaz son lo mismo que Rubalcaba”.

En este contexto, argumentó que “los votos que han perdido los socialistas en los últimos años no es por el líder que han tenido sino por su proyecto político” sobre el que esgrimió que está mucho más cercano a los postulados del Partido Popular.

De hecho, durante un acto en Santa Cruz de Tenerife, recordó que “Pedro Sánchez fue uno de los que apoyó la reforma constitucional que se pactó con el PP en 2011 por la que se antepone el pago de la deuda al gasto social”. En cuanto a Susana Díaz, subrayó que la ruptura unilateral del pacto con IU en el Gobierno de Andalucía es un claro ejemplo de “la sombra de la gran coalición entre el PP y el PSOE que sobrevuela los posibles escenarios electorales”.

En este sentido, enfatizó que el mismo día en el que se certificó esa ruptura, estos dos partidos “han pactado un reparto de sillones en la cámara de cuentas, que es el organismo que debería fiscalizar la corrupción, con el objetivo de protegerse frente a las próximas elecciones”.

No en vano, consideró que “probablemente la decisión de Susana Díaz responda al miedo enorme a que se investigue la corrupción del PSOE en Andalucía”. Es más, denunció que, coincidiendo con esta maniobra, los socialistas andaluces han “blindado” a tres de los suyos “para que no fueran imputasdas por la jueza Alaya”.

Esta circunstancia, y el “cabreo monumental” que tienen los militantes de IU a raíz del repentino giro de Susana Díaz “condiciona enormemente lo que pudieran votar nuestros militantes en el futuro”, sentenció.

La paradoja griega

En otro orden de cosas, Garzón explicó que “lo que ocurrió en Grecia el domingo pasado no sólo era la batalla por un gobierno, sino que también estaba en juego un nuevo modelo social en contraposición al modelo de precariedad, regresión social y falta de derechos que el PP y la derecha económica de este país está impulsando a través de la ley mordaza, el código penal, las reformas laborales o los recortes en Educación y Sanidad”.

Respecto a la alianza de gobierno que selló Syriza con el partido de la derecha nacionalista ANEL reconoció que “a priori es una contradicción, pero esta paradoja hay que contextualizarla en el momento de emergencia social que vive Grecia como cosecuencia de las políticas de derechas que vive la troika”.

Así pues, destacó que, ante la imposibilidad de pactar con otro partido que les diera la mayoría absoluta, se decantaron por esta opción ya que, a pesar de la gran distancia ideológica entre ambos, compartían la idea de apostar por una reestructuración de la deuda.

Al respecto, incidió en “la necesidad de rebajar los tipos de interés y ampliar los plazos, porque, de lo contrario, se impide que el país crezca, que genere empleo y que se acabe con las desigualdades”.

En cuanto al ataque de los mercados al nuevo gobierno heleno recalcó que “los mercados tienen nombre y apellidos, son las grandes fortunas y las grandes empresas. Se basan en el interés de maximizar el dinero y son los mismos que están entrando en España para comprar viviendas de los desahucios y venderlas más caras. Es decir, a última instancia, son los fondos de inversión de los bancos que van al Sur de Europa para especular con esas economías”.

Por tanto, arguyó que “es lógico que una política enfocada a la mayoría social puede generar problemas en los mercados”.

No obstante, apostilló que “las instituciones europeas tienen que entender que Grecia sólo puede salir de la crisis si cambia el rumbo de su política económica, si reestructura su deuda para poder pagarla y si la gente no se muere de hambre en las calles”.

Además, se mostró convencido de que a los países del Norte y a la Unión Europea en general, “les conviene que se produzca una reestructuración de la deuda, a imagen y semejanza de lo que ocurrió con Alemania en 1953 cuando le fue condonada un 60% de la deuda posterior a la Segunda Guerra Mundial, porque sin no, nunca hubiera salido de la crisis”.

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