El escándalo que ha sacudido el sistema sanitario público en Andalucía por los errores en los cribados de cáncer de mama por parte del Servicio Andaluz de Salud (SAS) es un punto y aparte en una cronología de incumplimientos en un sistema que el Gobierno del PP había prometido mejorar desde el inicio de la legislatura.
ElDiario.es Andalucía ya publicaba hace año y medio los retrasos en la puesta en marcha de la que había sido una de las promesas de la última campaña electoral del presidente y candidato del PP, Juan Manuel Moreno: extender las mamografías a mujeres desde los 40 hasta los 75 años. Una promesa que luego reiteraro y hasta calendarizaron hasta tres consejeros de Salud.
Aquel compromiso llegaba en un momento especialmente delicado porque los datos del SAS mostraban cómo la pandemia de la Covid-19 había incrementado los casos de cáncer de mama, tanto por la disposición de una tecnología más precisa como por el retraso en los controles que fueron relegados debido a esa crisis sanitaria extraordinaria.
La Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama), que ha destapado el escándalo de los diagnósticos tardíos, ya trasladó el problema al primer consejero de Salud, el hoy presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre. “Nos llamó miedicas”, recuerda la presidenta de Amama, Ángela Claverol, que recuerda que entonces todo el sistema sanitario se detuvo para volcarse en la pandemia. “Le dijimos a Aguirre que preferíamos morir de Covid que de cáncer”, asegura.
Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) recuerdan que el Ministerio de Sanidad establece la realización de mamografías cada dos años en las mujeres de entre 50 y 69 años, pero dado que la Comisión Europea recomienda incluir los tramos de 45-49 y 70-74 en estos programas, algunas comunidades autónomas ampliaron el rango.
Según sus datos, “hasta los 74 años, lo han hecho Galicia, Murcia y Comunidad Valenciana”, apuntan desde la entidad. Y a partir “de los 45 años, Navarra, La Rioja, Castilla y León y Castilla-La Mancha. Galicia, Comunidad Valenciana, Murcia, Ceuta y Melilla”. En Andalucía, hasta hace poco se ha seguido el mínimo, pero desde hace años la Junta viene prometiendo el máximo. La última vez ha sido tras el estallar el escándalo de los cribados.
En junio de 2022, a tres días de las elecciones autonómicas y en un acto en Chiclana de la Frontera (Cádiz), Juan Manuel Moreno prometía ampliar la edad del cribado basándose en que los estudios de oncología han mostrado un incremento de casos en mujeres por debajo de los 50 años, por lo que “la mejor política es un diagnóstico precoz”. Días después, en una visita a una unidad especializada del centro de salud Carlos Castilla del Pino, Córdoba, el consejero Aguirre reiteraba ese compromiso y recordaba que era el cáncer de mayor incidencia entre las andaluzas: un 15,5% de tasa de mortalidad.
En octubre de 2022, tras la abultada mayoría absoluta del PP en las andaluzas, el Gobierno de Moreno concreta el inicio de este compromiso anunciando la ampliación del cribado a cinco nuevos grupos de edad: 47, 48, 49, 70 y 71 años con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, y ya con Catalina García de consejera de Salud. “Tenemos la obligación de poner todos los medios para frenar la incidencia de esta enfermedad”, expone. Esto suponía extender la medida a otras 300.000 mujeres, lo que la consejera calificó de reto “necesario y vital”.
Tuvieron que pasar otros seis meses para que el SAS empezara a llamar a las primeras personas en esta nueva población diana: mujeres de 70 y 71 años. Se citó a 25.999 mujeres en el tramo 70-71 años y respondieron a la invitación 14.649, según datos del SAS.
En noviembre de 2023, cumplidos los 50, Cristina Fernández, una de las afectadas por la sucesión de errores en la comunicación de los diagnósticos que se ha conocido este mes, se hacía una mamografía. No recibió ninguna información tras la prueba. “Sólo te llaman si ven algo”, era la respuesta. Un año y medio después se descubrió un nódulo: “Ya aparecía algo en la primera mamografía, pero nadie me informó”. Todavía se está recuperando del cáncer.
Teresa Gómez no es de las atendidas en el Hospital Virgen del Rocío, donde según la Junta de Andalucía se concentra el 90% de los casos. Ella lo fue en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva: “Me hicieron una mamografía porque me tocaba un 4 de septiembre de 2023 y tardaron más de tres meses en llamarme para decirme que necesitaba urgentemente una ecografía y una biopsia”. Perdió el pecho el pasado año.
Pasan casi dos años desde la promesa de Moreno y las mujeres de menos de 50 años seguían esperando. En abril de 2024, la Junta de Andalucía responde al artículo de este diario sobre el retraso en las mamografías (citado en el segundo párrafo) que empezará a llamarlas en el último trimestre de 2024. Como justificación de la espera, se apuntaba a los “numerosos cambios” que se están produciendo en el sistema para ampliar el cribado a nuevos grupos de edad.
Ese 2024 era Anabel Cano la que se hacía el control, todavía sólo para mayores de 50 años. Tampoco la llamaron, hasta pasado más de un año, para otra prueba. Como resultado de un cáncer, ha perdido un pecho: “Quizá si me hubiera llamado antes, no habría llegado a esta situación; ahora sólo espero que no le pase a más mujeres”.
Se acaba el último trimestre de 2024 sin noticias para las mujeres de menos de 50 años. La organización de consumidores y usuarios Facua elevó una queja al Defensor del Pueblo Andaluz. Precisamente, el responsable en funciones de esta Oficina, Jesús Maetzu, ha anunciado ahora la apertura de una investigación de oficio a raíz de las denuncias conocidas en estos días, si bien todavía no facilita información sobre la queja de Facua.
Finalmente, ha sido ya arrancado el año 2025 cuando el SAS empezó a llamar a las mujeres de 49 años para mamografías (las de 47 y 48 todavía esperan). Para ello, explican desde la Consejería de Salud y Consumo, se tuvo que formar específicamente a 70 profesionales “ya que para este cribado se realizan mamografías con tomosíntesis, una técnica específica que permite detectar estos tumores a edades más tempranas”.
Desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) insisten en que “la detección precoz es fundamental para mejorar tratamientos y pronósticos de la enfermedad y está directamente asociada con la supervivencia. Los programas de cribado son una herramienta esencial, pero faltan datos públicos y accesibles sobre los tiempos de espera en las distintas fases del proceso oncológico”, para “mejorar la prevención, detección precoz y supervivencia”.
Casi tres años después de aquella primera promesa, y ya con la tercera consejera en este departamento, Rocío Hernández, hablaba de que se han incorporado 30 mamógrafos nuevos con tomosíntesis, un “avance más” para diagnosticar “mejor” a las más jóvenes. “Estamos haciendo esta inversión muy importante”, destacaba a finales de mayo la todavía consejera Hernández en una entrevista a la agencia Europa Press. También anunció, ya sin fecha, que se iba a bajar la edad del cribado a mujeres de entre 40 y 45 años, y que también se iba a incluir este servicio preventivo para las de entre 71 y 74 años. La última propuesta, a raíz de la crisis, ha sido que en 2026 el objetivo es llegar a los 48-47 y para 2027 hasta los 45 años.
Esta promesa ha vuelto a hacerla personalmente el presidente Moreno, con un pie en la mayor crisis política que ha vivido desde que gobierna, y el otro pie en la precampaña para las elecciones andaluzas. El anuncio no lo ha hecho su última consejera de Salud -cinco titulares de la cartera en siete años- porque Hernández presentó su dimisión el jueves, mientras miles de mujeres se manifestaban en Sevilla a las puertas del SAS, exigiendo la dimisión del propio presidente de la Junta.
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