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De incendiar un centro de menores a organizar barricadas: los antecedentes contra migrantes en Tunte

La Policía Nacional intenta controlar las movilizaciones en Tunte ante la llegada de migrantes al pueblo

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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En la madrugada del 10 de marzo de 2006, las llamas inutilizaron el Aula de Naturaleza de Tunte, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. Un incendio intencionado impidió la entrada de más de 60 migrantes que iban a alojarse en el establecimiento después de residir “hacinados” en el centro de acogida inmediata para menores extranjeros no acompañados de Tafira, que entonces tenía una capacidad máxima de 20 plazas. La saturación de los recursos condujo a la Fiscalía a ordenar su reubicación en un pabellón, en el que permanecieron después del fuego.

El desplazamiento a Tunte generó rechazo entre los vecinos y también en el propio Ayuntamiento, presidido entonces por la también alcaldesa en la actualidad, Concepción Narváez (PSOE), apoyada por Nueva Canarias. En declaraciones recogidas por El País el viceconsejero de Inmigración del Gobierno de Canarias, Froilán Rodríguez, aseguró sentir “vergüenza” por la aparición de brotes de xenofobia en las Islas.

14 años más tarde, el mismo pueblo se ha organizado para impedir la entrada de un grupo de personas llegadas en cayucos a Gran Canaria durante el fin de semana por “miedo a que lleven la COVID-19” a los vecinos, a pesar de que todas las personas que están ya en el centro han dado negativo en la prueba PCR. Este miércoles 5 de agosto los residentes formaron una barricada durante toda la tarde para bloquear el paso a la guagua que conducía a los migrantes al Aula de Naturaleza, en la que hasta entonces se hospedaban otras 80 personas migrantes. Este grupo fue reubicado en distintos centros ante la ausencia de recursos habilitados para los jóvenes que llevaban tres noches durmiendo en el Puerto de Arguineguín. Después de varias horas, la Policía Nacional logró abrirse paso y consiguió alojar en el centro previsto a 28 de los 71 migrantes que llegaron el sábado a la Isla.

Tanto la corporación municipal como los vecinos han insistido en que lamentan que, después de varios meses en los que las 80 personas que habitaban el Aula lograran integrarse en el pueblo, hayan tenido que marcharse.

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