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La diferencia entre políticos y gobernantes

Hace tiempo que mantengo una idea, muy particular, sobre el origen de buena parte de los problemas que entorpecen el paso de este país [y muy en concreto de Canarias]: hay muchos políticos y pocos gobernantes. Y en ese reparto de posiciones, auspiciado por dos grandes partidos [PSOE y PP] que se manejan como dos lobbys empeñados en repartirse el pastel y que andan bien atentos para que las reglas de la partida no se alteren en exceso, a los ciudadanos nos toca tragar.

Mi teoría, cimentada sobre el desencanto, se ha reforzado durante los últimos días ante la cantidad de información que ha brotado [como los gases de cierto vertedero] en relación a los campos de fútbol de La Ballena. El grupo de gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria [formado por el PSOE y Compromiso por Gran Canaria] ha decidido izar la bandera blanca y dar por perdidas unas instalaciones deportivas [edificadas bajo el penúltimo mandato del PP en la ciudad] en las que el Consistorio capitalino se ha gastado, en los últimos siete años, algo más de 10 de millones de euros [seis millones en la ejecución de la obra y cuatro millones en parches].

Con cuatro terrenos de juego inutilizados por la mala cimentación del recinto [provocada por los deslizamientos de tierra, filtraciones de agua y los gases generados por el vertedero situado antiguamente en el barranco de La Ballena], el Ayuntamiento ha optado por reconvertir la parcela y crear una gran zona verde, que podrán disfrutar los vecinos de Ciudad Alta.

De Roque Díaz [concejal de Deportes del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria] reconozco el empeño por salvar, durante los dos últimos años, una instalación indispensable para la ciudad, a pesar de que él mismo conociera, de primera mano y desde hace bastante tiempo, los disparates que se realizaron en los campos de La Ballena y la dificultad que implicaba la rehabilitación de la zona.

Ahora espero que Roque Díaz, como gobernante de la ciudad [y no como un político que mide todos sus pasos pendiente de los próximos comicios], explique con detalle el agujero económico que ha supuesto, para Las Palma de Gran Canaria, lo que aparentemente era una magnífica operación del Partido Popular, pero que se convirtió en una acción disparatada porque alguien [y no quiero señalar (sólo hace falta mirar quien era el acalde en 2002)] le dio carácter político [ante la proximidad de unas elecciones] en lugar de dar prioridad a la responsabilidad gubernamental [encargar, por ejemplo, unos estudios geotécnicos para acometer la obra con garantías].

Una alternativa real

De Roque Díaz, además, aguardo una alternativa. Porque más allá de los errores del pasado, Las Palmas de Gran Canaria necesita todo tipo de impulsos para convertirse en una urbe moderna, puntera, sobresaliente, destacada... En definitiva, en una ciudad que puedan disfrutar y vivir con orgullo, con comodidad, todos sus vecinos.

De la oposición, del PP en concreto, sobre este asunto no espero nada. Nada porque simplemente ya se ha retratado, en declaraciones del concejal Ángel Sabroso, y su posición es clara: en su hoja de ruta prima el rédito propio por encima del interés de la ciudad, la confrontación y el desgaste del rival en busca de un puñado de votos, el regreso a la poltrona antes que el bien común.

Ha asegurado estos días Sabroso que “lhazaña que Luzardo reconoció en 2007ha costado cuatro millones de euros, sólo en parches, durante los últimos siete años

El arrebato opositor de Ángel Sabroso no se frenó en La Ballena [marrón generado por el PP], ya que también le dio para recordar

Lástima que en el PP sólo se denuncie la desviación de partidas presupuestarias en materia deportiva cuando se habita en la oposición. Porque si a Sabroso le falla la memoria, le recomiendo que acuda a las hemerotecas, lea bien y vuelva a pedir explicaciones, para empezar, en su propio partido: en 2004, 2005 y 2006 el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria [gobernado por el Partido Popular] dejó de ejecutar las partidas destinadas para la construcción del Palacio de Deportes [de ámbito municipal por aquel entonces e ideado para levantarse también en el barranco de La Ballena], que fueron desviadas para otros asuntos.

Espero que Sabroso, algún día, entienda la diferencia entre político y gobernante. De Roque Díaz espero que lo demuestre con sus propios actos. Está en su mano.

martin@canariasahora.com

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