Gerardo: ''Gané dos Copas con el Barça, pero no se asemeja a llegar a la final con el equipo de tu tierra''
Gerardo Miranda [Nuakchott (Mauritania), 16 de noviembre de 1956) ni se imaginaba el 19 de abril de 1978 que, tres años después, militaría en el FC Barcelona. Ese día, con 21 años, disputó su primera final de la Copa del Rey en las filas de la UD Las Palmas y con el Barça como rival y verdugo (3-1). “Luego gané dos Copas y una Liga con el Barcelona, pero no se asemeja a alcanzar una final con el equipo de tu tierra y siendo tan joven. Es una experiencia única”, admitió este miércoles a CANARIAS AHORA el propio Gerardo.
Aquella experiencia, 30 años atrás, asalta ahora al ex futbolista, que llegó a ser internacional con España en 9 ocasiones. “Pero no sólo recuerdo la final -añadió-, también el triunfo sobre el Sporting en semifinales en una eliminatoria preciosa. Porque además, después de lograr el pase en El Molinón, las sensaciones fueron fantásticas. Ni te lo creías que con 21 años pudieras jugar una final”.
Gerardo remomoró “el gran ambiente” que generó la victoria sobre el Sporting en la isla. “Fue como una sacudida. La alegría de la afición fue lo mejor. Incluso nos fueron a recibir al aeropuerto. Sabíamos que estábamos haciendo algo importante para la entidad”, explicó.
Los días y los instantes previos a la final “fueron intensos”. “Antes de la Copa, jugamos un partido de Liga en Salamanca y luego ya nos concentramos en el Sierra de Madrid. Recuerdo que nos visitaron Los Gofiones y había canarios por todos los lados. Las plazas estaban llenas de seguidores de la Unión Deportiva en una época en la que viajar no era nada fácil. Estábamos asombrados por la movilización de la afición”, apuntó.
“Y según se va acercando la final -agregó-, vas matando el gusanillo. Hasta que sales al terreno de juego y te ves, con 21 años, junto a Cruyff, Asensi, Rexach o Neeskens, gente de la que años antes yo coleccionaba sus estampas. En cuanto comenzó el partido me relajé, me tocó marcar a Fortes, con el que luego intercambié la camiseta y a los años me comentó que la mía había encogido -entre risas-, y luego, tal y como se dio el partido, llegó al desilusión”.
Una decepción que, como él mismo confesó, iba más allá de plano individual. “Sobre todo desilusión por toda la gente de Gran Canaria que se desplazó hasta Madrid y se sacrificó para animarte y que, después del partido, seguían apoyándote. Eso lo hacía aún más duro. Después pasan los años y lo valoras todo mucho más”, destacó el ex lateral derecho.
Sobre el partido, Gerardo recalcó que “todo pasó muy rápido”. “El árbitro señaló, a instancias de Sánchez Arminio, un penalti muy pronto Y luego encajamos el segundo, de Asensi, casi de inmediato. Seguimos peleando y a pesar del golazo de Brindisi (2-1), era muy difícil porque ellos ya tenían el partido controlado”.
El grupo, clave
Como receta de aquella hazaña, Gerardo se centró en “el compañerismo” que había en el vestuario. “A parte del entrenador, porque Miguel Muñoz era muy listo, un fenómeno, había grandes jugadores, pero todos con muy buena química. Y eso, en un equipo modesto, es lo más importante, por encima de todo. La clave era formar un buen grupo”.
Y mientras evoca tiempos pasados, Gerardo espera que la UD Las Palmas vuelva pronto a estar entre los mejores del fútbol español. “Esa ilusión mantengo. Es difícil, porque ahora hay que manejar mucho dinero para hacer grandes fichajes, pero ya toca cambiar la dinámica”.