El hijo de Marcel Sabou pide ayuda para los enfermos de ELA como su padre

Marcel Sabou, tercero por la izquierda de los que forman de pie, entre Hierro y Felipe.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

Mario Sabou, hijo de Marcel Sabou, ha publicado en sus redes sociales un emotivo vídeo con motivo de su cumpleaños. En el mismo, pide ayuda para los enfermos de ELA como su padre. Mario pide donativos para que se siga investigando sobre esta enfermedad.

Marcel Sabou fue diagnosticado de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) hace cuatro años. El ex jugador del CD Tenerife padece una afección de la segunda mononeurona, una derivación del ELA, que le provoca una atrofia muscular lenta. Pese a la enfermedad, Marcel sigue trabajando en una ludoteca de su propiedad en Gijón.

La relación de Sabou con el CD Tenerife fue corta, pero lo cierto es que toda una aventura.

A continuación, reproducimos el contenido del capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial, y en el que se habla del jugador rumano.

“En el verano de 1990 el Tenerife se enemistó con el Rayo Vallecano para poder conseguir el fichaje de Marcel Sabou (Rumanía, 1965). Nada nuevo para la entidad blanquiazul. De la mano del siempre atento Santiago Llorente, el año anterior le había 'robado' a Felipe Miñambres al Sporting de Gijón tras acogerse al Real Decreto 1006/85 y pagar su cláusula de rescisión. Y un mes después se llevaría gratis a Fernando Redondo tras aprovechar un despiste de Argentinos Juniors. Eso sí, el 'caso Sabou' era especial, porque el centrocampista rumano había aprovechado un año antes la gira del Dinamo de Bucarest por España para pedir asilo político junto a su compatriota Viscreanu.

Sin dinero y sin pasaporte, los futbolistas fueron acogidos en principio por la Cruz Roja para quedar luego bajo el amparo del Rayo Vallecano, que les dio casa, comida y sueldo en espera de poder gestionar su 'transfer' internacional. La caída del régimen de Ceaucescu en Rumanía facilitó los trámites y Sabou pudo jugar en la recta final de la temporada 89/90 como cedido en el Castilla, de la Segunda División, a las órdenes de Del Bosque. El Rayo les firmó un contrato por siete millones de pesetas anuales, pero esperó al inicio de la campaña 90-91 para tramitarlo en la Liga de Fútbol Profesional. El Tenerife se adelantó, mejoró su ficha, le ofreció un contrato por tres temporadas... y el jugador de 'olvidó' del Rayo.

En la decisión del jugador influyó que el Rayo había bajado a Segunda División y que el Tenerife se había quedado en la élite. Pero Viscreanu también recibió ofertas y se quedó en Vallecas, donde no entendieron la 'traición' de Sabou. En apenas unos meses, el Tenerife pagó al rumano con otra 'traición' y el 25 de febrero de 1991 le dio la baja. Lo hizo, curiosamente, cuando había conquistado una plaza como titular indiscutible en el equipo que entonces dirigía Jorge Solari. Fichado como estrella en una época en la que los equipos sólo podían tener tres extranjeros –llamados a marcar diferencias– y en la que no existían comunitarios ni nacionalizados, Sabou nunca pudo rendir a su mejor nivel.

Unas molestias físicas le hicieron perderse las tres primeras jornadas y, cuando se incorporó al equipo, Redondo ya había caído lesionado. Su titularidad duró cinco jornadas. Hasta que llegó Paqui y desapareció primero del 'once' y luego de la convocatoria. Azkargorta no contaba con él y se planteó su relevo. Pero el cambio de entrenador le permitió volver al equipo. Participó como centrocampista zurdo en las victorias ante Burgos y Osasuna y, un día antes de ser despedido, fue el mejor en el empate ante el Atlético Madrid, resultados que permitieron al Tenerife alejarse de la zona de descenso. Para entonces, Solari había apostado por un 5-3-2, con una línea media formada por Toño, Redondo y Sabou.

Ellos eran los encargados de elabora el juego para Rommel y Quique Estebaranz, los dos puntas. Los resultados no eran malos, pero el técnico observó que el juego aéreo del ariete panameño no tenía antídoto y buscó un lanzador para explotar el 'sistema Rommel'. Encontró a Gerardo 'Tata' Martino y Sabou fue el sacrificado. El tiempo demostraría que la apuesta de Llorente no era mala: fue vital en el ascenso del Racing a Primera División y luego disputaría más de setenta partidos en la élite durante las tres temporadas que militó en el Sporting de Gijón“.

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