Espacio de opinión de Canarias Ahora
Cuando un amigo se va
Vacío de poder en la Cámara de Comercio, donde puso todo su empeño, en desterrar las guerras intestinas, en esa casa de Tiros y Troyanos, que ha sido la Casa Común del empresariado isleño. Está en la mente de todos los que de una u otra forma le conocimos, su empecinamiento en desterrar de la institución, las sempiternas luchas “navajeras” en las que, quizás, haya dejado parte de su vitalidad. Siempre oyendo a los que por otras razones, conocíamos de las peculiares “especificidades” de determinada clase empresarial, que anida en el colectivo. Y a las que ponía mucha atención, y, en más de una ocasión, llevando a la práctica los consejos recibidos y agradeciéndolos, con su peculiar sonrisa.
Tenía una extraordinaria visión para los negocios y el futuro del imperio “Dunas” del que se sentía muy orgulloso, y presumía de haber integrado en el mismo a su “prole”, que solía decir: “No quiero que la ”Marca“ desaparezca conmigo. Por eso les tengo a mí lado”. Seguro que lo ha conseguido, y desde ese intangible rincón donde ahora se encuentre, pueda esbozar su eterna sonrisa, por el deber cumplido.
A su desconsolada esposa, a sus hijos, y por qué no, a todos sus amigos, que son legiones, mi sincero dolor y mi pesar por haber perdido a un amigo de verdad, de esos que difícilmente se encuentran. Descanse en Paz.
Antonio Ortega Santana
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