Baja el paro en La Laguna: motivos para la esperanza

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Hace algo más de dos años que llegamos al Ayuntamiento de La Laguna. Lo hacíamos con una enorme ilusión —nada hay que produzca más satisfacción a un lagunero que quiere trabajar por sus conciudadanos— y con un convencimiento firme: el de devolver el municipio a sus habitantes, a los hombres y mujeres que cada día trabajan, estudian o se desvelan para que su pueblo o su barrio salgan adelante. 

Nada más comenzar 2020 se nos cruzó la pandemia en ese camino que habíamos trazado, y fue aún peor lo de lo que podíamos imaginar. Acabó con gran parte la planificación y con muchos proyectos colectivos y, sobre todo, personales. 

Ha sido duro, en primer lugar y por encima de todo, por las pérdidas humanas, que nunca se reparan, pero también por las económicas, que siempre golpean a los más débiles; y, precisamente por eso, nos propusimos, desde el primer momento, el objetivo firme e innegociable de recuperar los empleos perdidos y seguir avanzando hacia la protección social y la igualdad de oportunidades. 

No soy un hombre de discursos triunfalistas. No es esta la época ni el lugar. Es tiempo de trabajo y de colaboración entre las administraciones públicas, tiempo de atender a la ciudadanía. 

Todavía queda mucho por reconstruir y seguir avanzando hacia nuestra meta: que los laguneros y laguneras, en cada rincón del municipio, puedan vivir dignamente y tener un futuro para ellos y sus familias. Pero no puedo dejar de sentirme optimista porque, honestamente, creo que el camino que hemos elegido es el correcto. No lo estamos haciendo solos, eso sería imposible. Junto a nosotros han estado, aportando su esfuerzo impagable y titánico, los comerciantes, los hosteleros, los trabajadores y trabajadoras en ERTE, los empleados y empleadas, los autónomos… En suma, nuestra ciudadanía, que, siempre a la altura de las circunstancias, ha puesto de su parte para que la recuperación esté siendo posible. 

Hoy, en La Laguna, hay 1.434 personas desempleadas menos que en agosto; 1.434 personas que se levantarán, cada día, con la tranquilidad de saber que el futuro puede ser mejor; 1.434 historias que habrán cambiado en los últimos treinta días. 

Solo en el mes pasado, se dieron de alta 3.201 contratos, la cifra más alta en los últimos años, un salto exponencial que supera no solo los datos anteriores al parón pandémico, sino que incluso está por encima de la registrada en enero de 2019, donde hubo 3.012 contrataciones. Y eso, en un situación de extrema dificultad como la actual, y con toda la prudencia, es para estar esperanzados. 

La ciudad, el municipio, se siguen moviendo. Entendiendo que el empleo es la mayor y más efectiva política social que existe, hemos realizado la mayor inversión de la historia del municipio. Esa es la única receta posible: ayudar a la revitalización del motor económico y atender, al tiempo, a las necesidades de nuestros convecinos. 

Esto ha permitido que, incluso en esta coyuntura, el paro en La Laguna mantenga una tendencia descendente desde marzo, lo que ha supuesto que 4.232 personas hayan encontrado un empleo durante los seis últimos meses, situándonos en datos similares a la media del año 2019, antes de que irrumpiera la pandemia en nuestras vidas. 

Pero no nos conformamos, sería imposible hacerlo cuando sabemos que hay, todavía, muchos laguneros y laguneras —especialmente ellas, que siempre soportan lo peor de las crisis—, que necesitan un empleo y, mientras lo consiguen, requieren de todo nuestro apoyo y nuestra atención. 

Tenemos que seguir creando oportunidades de progreso y de trabajo, especialmente para aquellos colectivos y ciudadanos más vulnerables. 

Y en ello, les doy mi palabra, estamos poniendo todos nuestros esfuerzos. 

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