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Bildu y los demócratas

Juan García Luján / Juan García Luján

El portavoz de Bildu, Oskar Matute, se desmarcó inmediatamente de la acción de Errandonea. Dejó claro que ni organizó, ni promovió el acto y reiteró que Bildu rechaza el uso de la violencia y que ni ha tenido, ni tendrá vinculación con ETA. No hace falta contar que en el entorno mediático del PP no hubo espacio para estas declaraciones. El Mundo llenó su portada con al foto de Errandonea acompañada del retrato de los seis magistrados del Tribunal Constitucional que aprobaron la sentencia que legalizó a Bildu, todo un alarde de periodismo panfletario entregado a la campaña electoral de Rajoy.

A pesar de la escandalera del PP y de sus alrededores, la foto de Ander Errandonea tiene otras lecturas que no responden a la lógica electoral pepera. Un servidor prefiere a un preso etarra con una pancarta donde hay unas urnas dibujadas y el nombre de un partido legal que un etarra encapuchado amenazando con una metralleta. El periodista Ignacio Escolar se preguntaba ayer en twitter: ¿qué delito es pedir el voto para Bildu?¿apología de la democracia?, un twittero le respondió: “sería delito lo que yo te haría yo a ti puto etarra de mierda!!!”.Nacho se preguntaba si acudir a un abogado o bloquear al twitero. Afortunadamente en sólo 3 horas recibió casi 500 mensajes de solidaridad.

Somos muchos los que pensamos que en el País Vasco se está avanzando hacia la paz. No es un sentimiento ingenuo, hay datos. El 14 de noviembre de 2009 en la Asamblea de Altsasu los dirigentes de Batasuna aprobaron una estrategia política que plantea “abrir un nuevo ciclo político que sustituya el enfrentamiento armado con el Estado por la confrontación política en ausencia de violencia”. El documento plantea que las reivindicaciones políticas deben realizarse entre los partidos, y plantea que la interlocución de ETA con el gobierno debe circunscribirse a asuntos que tienen que ver con lo que llaman “la desmilitarización política”, y el futuro de los presos. Un grupo de presos etarras aprobó el “Documento Gakoa” que plantea “el agotamiento del ciclo de la lucha armada”.

Existe un Grupo Internacional de Contacto formado por el abogado británico Raymond Kendall (que fue secretario general de Ia interpol entre 1985 y 2000), Pierre Hazan (colaborador de la ONU en Derechos Humanos), Naula O Loan, embajadora irlandesa para la resolución de conflictos, el exministro Ben Ami que participó en las negociaciones de Camp David y Silvia Casale, exrepresentante de la ONU contra la tortura. Este grupo está respaldado por numerosos colectivos y partidos vascos y se ha ofrecido para colaborar en el final de ETA. El PP es el único partido que se ha negado a reunirse con ellos. El Grupo Internacional de Contacto ha pedido se ofreció a colaborar para facilitar “el desmantelamiento de las armas” y para verificar el alto el fuego.

En una carta remitida al presidente Rodríguez Zapatero el Grupo de Contacto considera que un paso importante para lograr la paz es que no se impida la participación electoral de la izquierda abertzale, el grupo pide la legalización de Sortu. En la misma carta dicen que entienden la desconfianza del gobierno tras la frustarciones de anteriores procesos de paz que acabaron por los atentados terroristas que señalan que “la mayoría de los partidos y colectivos sociales vascos consideran que por primera vez en muchos años se dan unas condiciones maduras para una transformación política y una paz duradera”.

Frente a los que ven esos movimientos están los que dicen que todo sigue igual, los que ignoran la tregua de ETA, los que por cuestionar cuestionan incluso al Tribunal Constitucional (el periodista Carlos Dávila, de Intereconomía, solicitó el cierre del Tribunal Constitucional) y están dispuestos a poner en el mismo plano a magistrados y a un preso de ETA. Un servidor nunca votó a Adolfo Suárez, ni a Felipe González, ni a José María Aznar, ni a Rodríguez Zapatero. Todos los presidentes democráticos enviaron a gente de su confianza a sentarse con ETA. Todos buscaron pactos políticos para aislar a Herri Batasuna, algunos también plantearon aislar a todo el nacionalismo vasco. La diferencia del momento actual con los anteriores es que por primera vez en la historia de la democracia el principal partido de la oposición acusa al gobierno de “arrodillarse ante ETA”, por primera vez el partido de la oposición sale a manifestarse contra la política antiterrorista del ejecutivo, por primera el principal partido de la oposición boicotea de forma descarada un proceso que intenta que ETA pase a la historia.

Lo que está pasando con Bildu es sólo el último capítulo de esta estrategia pepera de buscar el voto de las vísceras a costa de criminalizar a todos los que no piensan como ellos. Respecto a Bildu hay dos debates, uno jurídico y otro político. En el jurídico hay tantas opiniones como jueces, magistrados o abogados. Comparto la tesis del catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo que entiende que en la ilegalización de Sortu y de Bildu por parte del Tribunal Supremo lo que hubo fue un juicio de intenciones, una ilegalización preventiva. Pérez Royo recuerda que la propia Ley de Partidos prevé mecanismos para sacar de las instituciones a los cargos electos sí después de tomar posesión de sus cargos públicos violan esa ley. Unos jueces coinciden con Pérez Royo y otros piensan lo contrario.

En el debate político sobre Bildu la voz cantante la lleva el PP. Pero no todo el PP reacciona igual. Mayor Oreja, Carlos Iturgáiz y Aznar lideran ese boicot al proceso. Mayor Oreja y Carlos Iturgáiz han pedido al PP que rompa el pacto en Pais Vasco. Mayor Oreja lleva años criminalizando a todo el nacionalismoa vasco y a quienes defienden una solución dialogada. El político vasco que declaró en su día que “con Franco se vivía plácidamente” reparte carné de demócratas sólo a los que siguen sus tesis. Pero Antonio Basagoiti, el líder del PP vasco, no comparte esa estrategia. Oreja e Iturgaiz son dos grandes fracasados políticos en Euskadi, llevaron al PP a sus peores resultados en esa comunidad, sin embargo Mariano Rajoy sabe que su discursos tienen predicamento y recogen votos en las comunidades autónomas donde no llega la información de lo que pasa en Euskadi. Porque lo que un servidor ha puesto en este artículo está pasando en el País Vasco, porque muchos que he nombrado en este artículo (Grupo Internacional de Contacto, Perez Royo, magistrados del Constitucional) no son de la izquierda abertzale ni se presentan a las elecciones.

Las encuestas hechas en Euskadi dicen que la mayoría de la sociedad vasca valora los pasos que está dando la izquierda abertzale, que además (quizá gracias a la propaganda gratuita del PP) es la única opción que sube en simpatía. La mayoría cree que el final de ETA está cerca y que debe haber un proceso de paz. Son datos que no nos suelen llegar, porque más del 90% de las informaciones sobre la política en Euskadi nos vienen de Madrid, de tertulianos que no saben si las 7 calles del casco viejo están en Vitoria o Bilbao.

El exprimer ministro de Irlanda, Albert Reynods, que participó en los acuerdos de Down Street que lograron la disolución del IRA (3.500 muertos y más de 55.000 heridos), dio una conferencia en el País Vasco en el año 2002 organizada por el movimiento social por la paz Elkarri. Reynolds dio tres claves: 1.-Trabajar por salvar cualquier vida humana es la primera responsabilidad de un político, 2.-Es necesario un proceso donde estén todos, que haya un compromiso entre las partes y todos deben estar dispuestos a ceder, 3.- Es necesario cultivar la confianza entre todos.

Los acuerdos de Paz en Irlanda del Norte se lograron con un diálogo entre todos. También hubo mediación internacional y se compromieron de forma muy activa los gobiernos de Irlanda, Gran Bretaña y Estados Unidos. La firma fue en la semana santa de 1998, se le llamó el acuerdo del Viernes Santo. En la misma mesa se sentaron independentistas, unionistas, gobierno irlandés y gobierno británico. El primer ministro de Gran Bretaña era Tony Blair, que negoció con terroristas del IRA con el respaldo de la oposición conservadora británica. John Mayor no le organizó ninguna manifestación en contra. ¿Dónde pasó las vacaciones ese mismo año Tony Blair después de negociar con terroristas? En el Coto de Doñana, en Andalucía. ¿Con quíen? Con el presidente del gobierno español, José María Aznar, que fue quien lo invitó. Así se escribe la historia.

Juan García Luján

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