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Dos cambios para López Aguilar por EDITORIAL

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El beneficio de la duda depositó su voto entre los que apoyaron a López Aguilar. Ese porcentaje de votos en blanco, alto sin duda, son sufragios vertidos en contra de la dirección propuesta.

Sin embargo, el discurso del nuevo e incontestable líder socialista canario fue un monumento irrepetible en la dirección de un cambio que añoran tantos canarios. Pero sus modos, la distancia que utiliza para con sus interlocutores, son una invitación a que pase por una cura de humildad, o que sepa que ese carisma puede tener fecha de caducidad. Esa prepotencia que ya anda en boca de muchas personas es una bebida que sorbo a sorbo se sube a la cabeza hasta dejar al individuo incapaz para el contacto ciudadano y para la política.

Y no tanto por cuestión de modales, sino porque es mucho lo que hay que aprender escuchando al más humilde de los militantes o al menos preparado intelectualmente de los votantes.

El socialismo canario, la izquierda canaria, si se quiere oír así, ha encontrado un líder que le puede sacar de tantos años en travesía por los malos gobiernos, un líder que ha venido a rescatar a ese partido de tantos años de vulgaridad premiada con larga permanencia en la oposición.

Es obvio que un líder puede y debe adelantarse con su mensaje a los que le votan, pero además, debe transmitir confianza y esa serena autoridad que los grandes dirigentes aportan con su sola presencia sin necesidad de levantar la voz ni herir sensibilidad alguna.

La historia de España, sobre todo en épocas de libertad, está frecuentada por grandes líderes en el podium que no acertaron, en su tarea de gobierno, con satisfacer la ilusiones creadas por su discurso. Por eso, el nuevo secretario general socialista tiene que convencer al público, y eso al parecer lo hace bién; y convencerse a sí mismo. Dos cambios y un solo hombre.

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