¿Comportamiento democrático?

La iniciativa de disolver las Ejecutivas tinerfeña y santacrucera se produjo tras ganar el Secretario General del PSOE canario, José Miguel Pérez, las primarias para designar candidato en las elecciones autonómicas, frente al aspirante Santiago Pérez. ¿Habría que recordar que Santa Cruz de Tenerife fue una de las pocas agrupaciones en las que Santiago Pérez ganó?

El Comité Local de Santa Cruz de Tenerife había anunciado antes de su disolución primarias para la candidatura a la alcaldía de la ciudad, puesto para el que proponía al Secretario Local, José Manuel Corrales, exmilitante de Izquierda Unida, de la que provenía políticamente. Pedro Anatael Meneses, exPresidente local, ha indicado ya que tomará las medidas oportunas ante esta decisión federal, pero las consecuencias están ya decididas, y las garantías que se puedan revertir intrapartido serán, en su caso, mínimas. Como en todos los partidos? Respecto a quien presidirá la Gestora insular, Aurelio Abreu, su nombre suena ya como candidato al Cabildo de Tenerife por el PSOE canario en 2011. Más tarde se hablaría del alcaldable santacrucero cocapitalino archipelágico?

Nombres, nombres, nombres? Puestos, puestos, puestos? ¿Pero y las actitudes? ¿Y el deber ser?

El PSOE canario parece haber olvidado las consecuencias negativas que arrastra electoralmente el suspender unas primarias estatutariamente establecidas? ¿O es que ya no recuerda lo sucedido en Lanzarote no hace mucho tiempo? El PSOE canario parece haber ya olvidado los deseos de alternancia del electorado archipelágico, que mayoritariamente conforma la suma de la abstención crítica, del voto en blanco, del voto nulo y del voto que se queda fuera del Parlamento ante el injusto sistema electoral entrópico que desde 1982 cobija desequilibrios lacerantes. Señala el artículo seis de la Constitución española de 1978 que “los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. ¿Lo sucedido en Santa Cruz de Tenerife y en Tenerife en el PSOE canario responde a tal principio? ¿Se renuncia desde esta opción a la crítica interna, a la crítica constructiva, a la posibilidad de que los militantes elijan? No se sabe, pues, que es peor: si estar en una formación que no tiene primarias, o estar en otra que las tiene pero que las estructura conforme al poder dominante. Y el electorado canario está cansado ya de espectáculos políticos que no generan fuerzas de cambio que modifiquen el mapa consolidado desde 1987, que no desde 1993 como comúnmente se afirma? ATI-AIC, con unas u otras siglas, con unos u otros pactos, ha estado desde 1987 en el poder autonómico? ¿Qué se quiere? ¿Qué se está buscando? ¿Qué aparezcan formaciones populistas antisistema democrático en el Parlamento de Canarias? Eso es lo que parece?

Santa Cruz de Tenerife sigue aún siendo la única capital autonómica del Estado español junto con Santander (los casos Hormaechea y Revilla hacen de Cantabria también una curiosa atipicidad que fortalece a unos frente a otros por motivos que se nos escapan, separando unas veces, aunando otras el voto de centroderecha) que no ha sido gobernada por el PSOE? “Algo” deberá pasar para que esto no suceda? Para que el partido que más tiempo ha gobernado en España desde que rija el actual régimen constitucional que nos ampara no haya podido acceder a esa alcaldía santacrucera tinerfeña? Al margen de posicionamientos ideológicos propios es, cuando menos, una anomalía más que evidente del espacio-tiempo político español y canario en su ámbito territorial. Y lo actualmente acontecido no ayuda en nada a encontrar la solución de su algoritmo entrópico. La democracia es el menos malo de los sistemas conocidos, pero, desde luego, es perfectible y mejorable. Lo acontecido estos días en el PSOE de nuestras islas es una muestra más de que sí se debe enfrentar de una vez por todas tal tarea, la tarea de su perfección, si no es que queremos caer en involucionismos o en males mayores de infausta memoria.

José Carlos Gil Marín