Espacio de opinión de Canarias Ahora
Esperando a Rajoy
Rajoy se puso a la faena en la misma sesión de investidura de Zapatero. Anunció la pronta ruina del país a causa del programa económico psocialista, línea que abandonó sin ruido porque, para su desgracia, la economía ha ido bien.La imagen inicial de Zapatero que proyectó era la de un bambi ingenuo, iluso e inexperto. Pero debió hacer el presidente, en algún momento, un master posgrado de maldad porque no tardaría en convertirlo en la encarnación del mismísimo Satanás de la anti España, dispuesto a lo que fuera para mantenerse en el poder y así conducir a España a los infiernos en memoria de su abuelo. “¡Zapatero, con tu abuelo al agujero!”, le gritaron manifestantes afines al PP.Para apretarlo más, recurrió Rajoy a la cúpula de la Iglesia, que sacó el rejo reaccionario, bien dispuesta a alimentar enfrentamientos entre españoles en defensa de sus privilegios; cristianamente, eso sí. Lo que nos trajo el revival de los años 30, cuando los obispos se echaban a la calle en apoyo de la gran operación de acoso a Azaña de la derechona. Hoy como ayer. Zapatero quería destruir a la Iglesia y la unidad de España ayudado por ETA, que participó en el 11-M para ponerlo en La Moncloa, según Miguel Ángel Rodríguez, vocero de Aznar. Y ahora, dicen, le devuelve el favor a los etarras, tratándolos con miramiento y prometiéndoles la unión de Navarra y Euskadi. Lo malo, para Rajoy, es que la Iglesia española no está perseguida; es ella la que nos persigue tratando de condicionar las leyes y de imponernos a todos, católicos y no católicos, sus principios. Lo malo, para Rajoy, es que la unidad de España no corre peligro; más en riesgo están los productos catalanes que el PP indujo a demonizar. Lo malo, para Rajoy, es que la participación de ETA en el 11-M no se sostiene y de ahí que El Mundo, la COPE y él mismo recojan velas. Lo malo, para Rajoy, es que ha de recurrir a la cortina de humo del absurdo (pero indicativo de su ideología) boicot a PRISA para que olvidemos meses y meses de infundios en los que se ha insinuado, incluso, la necesidad de tumbar al Gobierno por la vía que sea; para salvar a España, claro. Lo malo, para Rajoy, es que las últimas acciones policiales, al final de largos meses de investigaciones, no indican complacencia con los etarras, precisamente. Estoy esperando a ver qué hace Rajoy tras la Semana Santa. Es tarde ya para escapar de la espiral en que se metió.
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
0