La maldición de Garajonay

Pero Gara se quedó esperando por Jonay. El joven tinerfeño se tiró al mar forrado con tripas infladas de animales y comenzó a nadar hasta que llegó a La Gomera. Allí se encontró con Gara y comenzaron a huir al interior. Cuenta la leyenda que los jóvenes amantes subieron desde la costa hasta el interior del bosque de El Cedro. Allí se entregaron a un amor apasionado. Cuando se dieron cuenta que los enemigos de ese amor se acercaban, Gara y Jonay se lanzaron al vacío desde la parte más alta de la isla.

Los actuales gobernantes de la Gomera y de este archipiélago ultraperiférico siempre tienen la posibilidad de recurrir a la leyenda para contarnos que lo ocurrido este fin de semana es fruto de la maldición que quedó en la isla tras el desafío de los jóvenes amantes. Por eso ocurrió aquella tragedia de 1984, cuando 20 personas murieron en un incendio que arrasó la isla en la segunda semana de septiembre. Han pasado 24 años, pero hoy como ayer los gomeros han tenido mirar fuera de la isla y esperar la llegada de más recursos para combatir el fuego. El próximo martes el cabildo celebrará un pleno extraordinario para pedir más recursos para la isla y adelantar la campaña contraincendios. La corporación que preside Casimiro Curbelo hará el martes lo que los ecologistas solicitaron públicamente en noviembre del año pasado tras los tres incendios del verano: desde el colectivo Tagaragunche pidieron a la corporación insular que contratara un jefe de extinción de incendios, la declaración de la isla como zona de alto riesgo en materia de incendios forestales y el adelanto de las campañas de prevención de incendios.

No sé si la Gomera tiene ya un jefe de extinción de incendios, supongo que si lo tiene se debe llamar Casimiro Curbelo o Paulino Rivero, que son los dos señores que han salido este fin de semana en la televisión para contarnos cómo iban combatiendo el fuego. La televisión, sí, la televisión es muy importante para nuestras autoridades. Seis municipios gomeros han convocado plenos en las últimas semanas para aprobar ?¿un consorcio contra los incendios? No, se reunieron para aprobar la creación de un consorcio insular para gestionar un canal de Televisión Digital Terrestre. El pasado viernes dijeron en un comunicado que hay que “acelerar los procedimientos” para tener rápidamente ese canal de televisión que estaría controlado por los gobierno municipales.

El poeta gomero Pedro García Cabrera escribió en 1974 el poema “Islas del despertar”: “Vivimos como ardemos y pensamos,/con nuestro sentimiento de volcanes/y la melancolía de estar solas. /La pirotecnia de un amor de fondo/nos acelera el ir aunque parezca, /de tan veloz, cronómetro parado./Esperar no es un fin. Nuestro malotaje de esperanzas/ no oculta el puño de la rebeldía./ Y hemos roto el pijama del silencio?” Seguimos como los padres de Jonay y Gara, esperando a que la maldición del fuego se apague sola. No aprendemos del poeta que nos dice “esperar no es un fin”. Hay que tomar medidas y eso significa priorizar los gastos de los presupuestos públicos (municipales, insulares, autonómicos y estatales). Y debe ser más importante siempre el dinero para proteger lo que nos queda de naturaleza, que el apoyo a los que la destruyen con construcciones masivas y carreteras para ahorrar cinco minutos en un recorrido en coche, o la creación de un canal de televisión insular cuando el cabildo de la Gomera tiene otro hace años. Sabemos que es complicado apostar por la naturaleza frente al piche y al hormigón en un país donde las campañas electorales salen tan caras y las pagan los constructores de apartamentos, hoteles y carreteras. Pero uno sigue soñando como Pedro García Cabrera que un día habrá una isla que no sea silencio amordazado. Sería bueno aprender del fuego gomero. Lo dijo el poeta, “vivimos como ardemos y pensamos”, sabemos que la isla arde, ahora se trata de esperar a que los mandamases comiencen a pensar? a pensar bien y a tomar medidas.

Juan García Luján