Nada diré en materia de atrofia porque, qué quieren, a los atrofiados les ocurre como a los cornudos, que son los últimos en enterarse. Sin embargo, si de atrofias hablamos me pregunto por la del dicho Dwarf que no aclara en qué mentía yo. Un lapsus por falta de rigor junto a una descalificación inconcreta y la apelación a Carlos Sosa para que actúe contra mí, indicativa de su desconocimiento de la cultura de la libertad de expresión y de que miente quien falsea hechos y circunstancias, no quien opina sobre ellos. Mucha Educación para la Ciudadanía es lo que hace falta Pero vayamos a las mentiras. No lo es que Zapatero hizo unas declaraciones a El País con olor a lavanda de puro triunfalistas. Tampoco las cautelosas consideraciones de Solbes que compensaban las albricias presidenciales. Es verdad también que Rajoy se mostró catastrofista al hablar, manda huevos, de recesión con un 4% de crecimiento y que se le nota demasiado cuánto le gustaría que la economía española se fuera a hacer puñetas. Y lo es, asimismo, que Emilio Botín respaldó el optimismo zapateril y dijo, en público, que el Gobierno lo estaba haciendo bien. O sea, añadí de mi cosecha, que al gusto de la banca. Ya sólo le queda a Zapatero contentar a los obispos. Como Dwarf no especificó mis mentiras, deduzco que no se entera de lo hay. O que obra de mala fe al tildarme de mentiroso sin concretar nada, muy en el estilo descalificatorio global de la derechona que conozco demasiado para estarme callado. Si lo anterior no es mentira como bien sabemos, quizá molestaría al remitente mi observación de que frente a los optimismos macroeconómicos están los crecientes apuros de las economías familiares, el número creciente de quienes no llegan a final de mes o ya han llegado al umbral de la pobreza y el aumento significativo de quienes acuden a los comedores de Cáritas. Y junto a ello, indignantes pelotazos y la generación súbita de grandes fortunas, en ocasiones impulsadas desde el poder a extremos que han obligado a actuar a la Justicia. Lo que supongo que serán asimismo mentiras.