Sé tú mismo, imbécil

El de la niña cursi llamó tonto solemne hace unos meses a Zapatero, quien antes lo había denominado patriota de hojalata. Hace unos días Felipe González denominó imbécil a Rajoy y éste se puso como un basilisco.

Rajoy entiende que él puede llamar tonto al presidente del Gobierno, pero que un ex presidente no puede denominarlo a él imbécil. Si uno acude al diccionario de la real academia de la lengua encuentra que tonto e imbécil son sinónimos. Un imbécil es a un tonto lo que un idiota es a un bobo. Todos estos términos significan lo mismo, son sinónimos. Imbécil (tonto, idiota, bobo) significa alelado, falto de razón y conocimiento.

Seguramente si Felipe González le hubiera llamado a Rajoy falto de razón no habría pasado nada, pero el ex presidente del Gobierno prefirió denominarle directamente imbécil, que suena más fuerte pero quiere decir exactamente lo mismo.

O sea, que estamos hablando de formas y no de fondo, de continentes y no de contenidos. O lo que es lo mismo: que nos metemos en el charco tontamente. Se trata de un falso debate.

Para el otro debate, el cara a cara televisivo, los colegas de Rajoy le aconsejan que sea él mismo, lo que seguramente es lo mismo que aconsejarían los asesores del Zapatero al propio candidato del PP. Ellos están seguros de que si Rajoy es él mismo, volverá a perder.

Sobre todo si se acompaña de la ridícula historia de su niña y de la dramática y abyecta utilización de los dos niños canarios desaparecidos hecha por su presidente en Canarias. No se puede caer más bajo.