Nuevo sistema electoral para Canarias

Este lunes arrancan sus trabajos la comisión de estudio para la reforma electoral en Canarias en el Parlamento. Una comisión que nace por el impulso de un sentir ciudadano generalizado de que el actual sistema electoral de Canarias necesita una revisión y también por una composición del Parlamento más diversa nacida de las urnas en Mayo de 2015. Una comisión en la que muchos ciudadanos tienen puestas sus esperanzas de que en el 2019 seamos capaces de habernos dados entre todos unas reglas electorales en la que nos sintamos mejor y que a su vez sean capaces de conjugar territorio, población, equilibrios entre islas y una mejor representatividad. Algo que no es sencillo, pero que deberíamos ser capaces de conseguir. Es quizá el mandato ciudadano más nítido que ha recibido el Parlamento para estos cuatro años de legislatura. En el aire además flota una sensación de que es ahora o nunca, y que quizá las circunstancias sociales, políticas y de clamor por una profunda regeneración política no vuelvan a repetirse en mucho tiempo. Ese viento sopla en la vela de producir un cambio en las normas electorales y no podemos desaprovechar esta oportunidad histórica.

Mucho se ha escrito y dicho sobre nuestro sistema electoral con siete circunscripciones insulares y unos topes electorales por islas y por región que casi nadie ya defiende y que generan unas distorsiones claramente antidemocráticas. El ejemplo más doloroso lo tenemos seguramente en el caso de Ciudadanos, que con más de 53.000 votos en toda Canarias no tiene representación en el Parlamento, pero no es el único caso. Unidos con 32.000 también se quedó a las puertas del palacio de la calle de Teobaldo Power. Insisto en que no es fácil conjugar todas las singularidades propias de las islas en un sistema electoral que contente a todas las fuerzas políticas y sus intereses particulares, pero desde luego los datos que acabo de exponer no pueden ser aceptados por ningún demócrata sea del partido que sea. Por lo tanto, una solución es inaplazable. Estas líneas las escribo a título estrictamente personal, para que no hayan confusiones, no me represento más que a mi mismo, pero como militante del PSOE en Canarias (no apelo ni siquiera a mi condición de diputado por la isla de Tenerife), me siento con la autoridad y legitimidad para arrojar algunas reflexiones desde el partido que obteniendo más votos en las elecciones de mayo de 2015, y que además es el único con representación de todas las islas en el Parlamento, sin embargo no resultó ganador en escaños.

El PSOE en Canarias siempre fue un partido regionalista. Esa ha sido siempre su seña de identidad. El partido que mejor ha vertebrado Canarias como proyecto común desde la preautonomía y la construcción de la misma en los primeros gobierno de Jerónimo Saavedra. Como socialistas además es lo lógico y lo coherente. Las desigualdades sociales, las injusticias y la necesidad de articular políticas para paliarlas son las mismas en Valverde que en Arrecife, en Fuencaliente que en La Oliva. Nunca fuimos un partido insularista, ese nunca fue nuestro modelo. Y esa visión de región siempre le ha venido bien a Canarias, siempre hemos prestado un servicio para articular la igualdad entre canarios. Tanto cuando hemos gobernando en Canarias como cuando lo hemos hecho en Madrid con Felipe González o Zapatero, donde los socialistas canarios siempre fuimos articuladores de una política de región. Hoy esto está en duda, en debate y en revisión en la política de Canarias y el PSOE no es ajeno. Su posición como partido ante decisiones claves que se harán en esta legislatura ( reparto del IGTE, Ley del Suelo, etc. ) marcarán su rumbo, si seguiremos siendo lo que hemos sido, o nos mimetizaremos con los aires insularistas que recorren las islas. No digo que sea mejor o peor (tengo mi opinión) pero será distinto.

En este contexto un nuevo sistema electoral en Canarias, y la posición del PSOE es clara. La tenemos definida desde hace años en nuestras resoluciones congresuales, en nuestro programa electoral. El PSOE ya ha tenido su debate interno. Nos presentamos a las elecciones en mayo de 2015 con una propuesta concreta.

Esto quiere decir que cualquier modificación que el PSOE en Canarias haga en relación con las resoluciones aprobadas deberá al menos contar con el mismo mecanismo que en su día se utilizó para su aprobación. Es decir, resolución de su comité regional o de un congreso llegado el caso.

El acuerdo de gobierno con Coalición Canaria, desde mi modesto punto de vista no altera ni contradice los acuerdos del PSOE ni sus resoluciones sobre la modificación del sistema electoral en Canarias, Su página 77 se remite a la propuesta de modificación del régimen electoral que acompaña al proyecto de Estatuto de Autonomía que está en tramitación en el Congreso de los Diputados, y que no ha decaído ni decaerá aunque se repitan elecciones en junio. Dice el acuerdo textualmente que las previsiones que contempla el Estatuto “constituyen un marco válido para que una ley canaria regule su desarrollo”. Por lo que, atendiendo las previsiones del Estatuto, la bajada de los topes, la lista regional y el resto del contenido forma parte por tanto del actual acuerdo de gobierno, lo que debería facilitar las cosas. Los trabajos de la comisión, que mañana arrancan, deben por tanto en el caso del PSOE dirigirse a la defensa de los acuerdos y resoluciones de los socialistas canarios, con independencia de quienes formen parte de la misma y de la isla de origen, porque los socialistas canarios somos los únicos que a día de hoy tienen una propuesta concreta de reforma electoral.

Termino estas líneas por tanto añadiendo que la comisión tendrá como positivo pasar de las palabras a los hechos. Que todas las fuerzas políticas que manifiestan su deseo de modificar el sistema electoral deberán proponer una alternativa. Se pondrán las cartas bocarriba lo que en democracia siempre es sano.