Había de todo entre los comensales. De la derecha a la izquierda y aunque, claro, se habló de política, lo único que se comentó acerca de Tenerife fue la razón de que no le dé respuesta adecuada a la contumacia con que cierto lector ático habitual hace una lectura de la política grancanaria en clave de un ultrainsularismo canarión que sólo existe en su imaginación.Alguien recordó que los intentos en Gran Canaria de reproducir la matriz ática en sentido contrario han fracasado; con lo que ni siquiera tuve necesidad de responder a la pregunta. Es cierto que cuando no tengo nada mejor que hacer y hay que llenar, largo algo y me divierte la airada circunspección de las réplicas que ni siquiera advierten la coña de fondo. Por lo demás, ya digo, la conversación fue por los derroteros normales. Se habló del sistema electoral y su influencia en la abstención; de cómo se ajustaría más a la realidad canaria una autonomía del corte de la vasca con un mayor papel de los cabildos; del intervencionismo del Gobierno; de los fallos en la financiación de las corporaciones locales; de financiaciones históricas, como la de la Avenida Marítima de Las Palmas y cosas por el estilo. Todo ello al margen de Paulinos, López Aguilares, Sorias y demás que no están en esa longitud de onda.Se discutieron, claro, las posibilidades de los distintos candidatos. Y me resultó significativo, por cuanto comparto la opinión, que todos vieran bien a Saavedra de alcalde de Las Palmas con un buen equipo que lo respalde. Había, en cambio, división de opiniones respecto a López Aguilar y sus posibilidades a la presidencia del Gobierno y no había opinión sobre la de José Miguel Pérez al Cabildo. En cuanto al PP, a Soria no lo defendió nadie. Ni los peperos, que llegaron a preguntarse, diría que desesperados, qué opción le queda entonces a la derecha. Y en la banda nacionalista, salió mejor parado Román Rodríguez que los de CC, muy marcados por la personalidad de Mauricio.Es evidente que la comida no tenía mayor trascendencia que la de dialogar y coger recortes. La cuento porque responde a la tónica que vengo observando entre opinantes cualificados.