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Esto ya pasa de castaño oscuro

Carlos Castañosa

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Locución o frase hecha de origen vasco, referida a un negligente castañero que chamuscó el producto y pretendió justificar su despiste con el argumento cromático. La RAE asumió el dicho con el significado de “situación desagradable y enojosa”.

¿Qué mayor enojo y motivo de vergüenza que el bochornoso espectáculo que nos están brindando nuestros “padres patrios” desde sus poltronas parlamentarias, con sus rifirrafes de bajos fondos? Lo sucedido esta semana rebasa cualquier límite de la comprensión o tolerancia. Para colmo, algún iluminado analista se ha lanzado a opinar que “En el Congreso de los Diputados se expresa la crispación ciudadana”.

¡No señor!... Mi discrepancia se basa en la realidad que indica todo lo contrario. Una sociedad civil ejemplar y comprometida con la solidaridad y espíritu de colaboración imprescindibles en una situación de emergencia; salvo los casos puntuales e inevitables de algún descerebrado suelto. Con especial mención a los colectivos profesionales que se juegan la vida con heroísmo y entrega, a pesar del menosprecio de las autoridades por no dotar con medios de protección suficientes, para evitar el riesgo de tantos contagios y fallecimientos como se han producido en el ejercicio de su admirable labor. Lecciones de humanidad y principios morales que nuestros políticos no están capacitados para asimilar. Lo que no es óbice para que la zafiedad y grosería del debate parlamentario salpiquen la buena fe de los votantes y les induzcan a tomar partido hacia la defensa de su ideología, aunque su gestión sea penosa; o atacar desde la oposición con exabruptos que suelen ser devueltos con crispación, acorde con la violencia verbal en sede parlamentaria convertida en circo romano.

Sus Señorías están a otro rollo. Lo suyo es el negocio de las encuestas; el cálculo de votos que se ganan o pierden según lo que se diga o haga; sacudirse las pulgas culpando a los demás de los fallos propios; proclamar un autobombo de boquilla que camufle ineptitudes… e insultar mucho al adversario que responderá con creces…

Hasta para el insulto hace falta un mínimo de elegancia, algo de clase y ciertas facultades intelectuales; sobre todo en un foro que se supone selecto y ejemplarizante que sin embargo, se muestra chabacano y motivo de escándalo para las personas normales. Cuando se pretende agraviar a un enemigo mediante el insulto, si no se miden las palabras y se rebasa el límite de la buena crianza, el efecto rebote se lo devuelva al agresor, cual escupitajo lanzado hacia arriba… y sin viento de poniente.

El encontronazo más desagradable por barriobajero, se produjo en sendas intervenciones réplicas y contrarréplicas, en la comisión de reconstrucción de la normalidad perdida con la pandemia. Un contrasentido que los argumentos esgrimidos con lanzallamas nada tuvieran que ver con el proyecto constructivo, sino más bien con una aparente intención destructiva que conviene analizar y asignarle la importancia que merece como posible riesgo latente.

Parece que nos estemos acostumbrando, con pasividad y resignadamente a que desde la vicepresidencia, con la aquiescencia del presidente vía decretazo, se nos vayan inoculando paulatinamente medidas económicas, políticas y sociales de ideología comunista. Un régimen anacrónico, empobrecedor y fracasado que, por fortuna ya no tiene cabida en Europa (no así en dictaduras de allende los mares), con evidente intención destructiva hacia la sociedad civil española, que padece la inquietante sensación de tener que defenderse de estas asechanzas internas.

Lejos de trabajar sobre posibles medidas de supervivencia y pensar en el bien común, se enzarzan en grescas tabernarias que terminan por reventar el ideario original de la comisión. ¿Quizá se trate de una maniobra premeditada de una de las partes beligerantes para arrasar el terreno en favor de sus intereses ideológicos de siempre?

El vicepresidente remató su faena con aparente gesto de satisfacción tras haberse cargado el ambiente de concordia y buena voluntad imprescindibles en el equipo reconstructor. Se retrató con la última de sus diatribas, pues quien erróneamente piensa que todos somos iguales, cuando vilipendia al prójimo se juzga a sí mismo. Le traicionó el subconsciente destructivo proyectando en otros su propia fantasía de frustrado golpista bolivariano. Es lo que tienen de temerarios los juicios de intenciones y lo de pensar por los demás.

Como soluciones plausibles de futuro no figuran opciones traumáticas o radicales tipo golpe de estado, o una 3ª república, ni moción de censura, o una revolución venezolana, ni abolición de la monarquía, ni siquiera la dimisión del actual gobierno. Pues tampoco la oposición está a la altura ni merece suficiente confianza para arreglar esto, por su torpeza en algunas actuaciones, demasiado beligerantes durante esta crisis, en la que han primado intereses partidistas y poca eficacia constructiva.

Esto no puede seguir así. Conviene pulir la estructura política actual y eliminar el andamiaje nocivo. En tal sentido, el PSOE debería reconstruirse con urgencia; mantenerse en el gobierno, pero sustituyendo a un presidente del que ya nada bueno puede esperarse. Hay en el partido personas válidas, capacitadas y en disposición de tomar las riendas presidenciales, con verdadero espíritu de servicio a España, que podrían sacarnos de este atolladero y prescindir de un plumazo de la facción comunista en un gobierno de verdad progresista. Prescindir de quien pretenda regresarnos a las catacumbas de un sistema caducado en 10/11/1989; hace más de treinta años.

¡Ojo! No vayan ustedes ahora, señores de la baronía socialista, a enzarzarse en intrigas palaciegas o batallitas por el trono. Por favor, en sus manos depositamos nuestro espíritu de supervivencia. Esterilicen la casa, pónganse a trabajar con honradez, saquen esto adelante, y ya hablaremos luego de alternancias y demás.

Lo que nos está pasando podría sugerir la injerencia supranacional y destructiva de poderes ocultos que quisieran destrozarnos… Bueno, no hay que ser mal pensados.

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