Espacio de opinión de Canarias Ahora
La piel fina
Según la literatura médica especializada, la piel es el órgano más grande del cuerpo. De hecho, junto a sus derivados, entre los que se encuentra el vello, las uñas, las glándulas sebáceas y sudoríparas, conforman el sistema conjunto que forman la capa más externa del cuerpo, denominado tegumentario. Entre sus principales funciones está, como no podría ser de otra manera, la protección de los factores externos como las bacterias, las sustancias químicas, la temperatura y, aunque sorprenda, la crítica. Esta última, pese a no ser una causa estrictamente física, sí que enerva a determinadas personas de una forma más contundente, ya sea por la gravedad de lo dicho o por la susceptibilidad del destino en donde, a la mínima se crean dramas y que, aunque no se tenga por qué disfrutar con los enfrentamientos, lo cierto es que se lleva todo al terreno bélico con mucha facilidad. Normalmente, este último perfil, ante la ambigüedad, ve conflicto. Cuando esto ocurre, las personas especialmente susceptibles asumen el peor escenario posible y se imaginan fácilmente ofensas dirigidas hacia ellas sin que nada ni nadie haya pensado en eso en cualquier momento, ya sea porque no era el destino, o porque se creen con más importancia de la que realmente tienen. A partir de ahí no hay una pausa para plantearse qué ha ocurrido realmente, adoptando simplemente una actitud pasivo-agresiva, manteniendo en el tiempo y en el espacio la presunta ofensa. Por esa razón, un primer paso es intentar no prestarle toda la atención.
¿Por qué? porque si algo nos caracteriza es la diversidad donde tenemos capacidad para adoptar muchas maneras de vivir y entender las cosas asumiendo que ninguna puesta en escena de datos, inquietudes u opiniones está predestinada a terminar en discusiones, por mucha predisposición al conflicto que haya, aunque el enfado sea cierto. Por esa razón es bueno aceptar que puede ser real la ofensa, aunque no haya habido intención alguna. De ahí que la disculpa debe estar siempre en la casilla de salida, aunque solo hay que utilizarla si realmente ha habido un malentendido razonable. Ahora bien, se corre el riesgo de que, en muchas ocasiones, la disculpa puede alimentar el relato de la ofensa, anclando la situación en la hostilidad. A partir de aquí, como muestra de buena voluntad, por ejemplo, para una buena campaña electoral, y así evitar situaciones incómodas, si se va a criticar, que sea desde una perspectiva impersonal a la vez que se adopte una forma constructiva, donde las posturas y gestos denoten confianza y aceptación y no hostilidad o una actitud a la defensiva. No obstante, si por mucho que se presente el argumentario basado en fuentes oficiales todavía puede causar problemas, no hay que tenerle miedo al ataque, sabiendo que hay guerras a las que ir a sabiendas que están perdidas de antemano.
En definitiva, lo que hay que admitir es nos rodean personas impresentables sin filtro como parte de una hipersensibilidad narcisista fruto de la falta de autoestima, donde no se valoran lo suficiente y necesitan que sea el resto quienes las reconozcan. Por eso, lo mejor es relativizar las situaciones asumiendo que, por los comicios y el riesgo de coger o perder el correspondiente cargo público, la piel se vuelve más fina, al mismo tiempo que se vacía la cabeza dirigida hacia la supervivencia. También cabe la posibilidad de que, si el razonamiento educado no surte efecto, mandar todo a la mierda es una opción, quedándote con una paz interior solo al alcance de la mejor de las meditaciones. Y es que, cuando se puede se puede y, cuando no, se asume. C'est la vie.
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