Nunca positivo, siempre negativo

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La oposición española está siempre agazapada como un gato montés esperando que el gobierno de Pedro Sánchez proponga cualquier medida para saltarle a la yugular y enmendarla a la vez de enmierdarla. 

 Da igual que esa medida de desprenderse de la corbata ya la aplicara en Japón un gobierno liberal hace seis años porque aquí, según la derechona, el único que propone medidas absurdas es el Gobierno de España.

  En Francia o en Alemania sus respectivos gobiernos han propuesto medidas similares de ahorro energético como subir la graduación del aire acondicionado o colocar puertas correderas en los comercios para evitar elevar la temperatura en locales cerrados. 

 De hecho en París o en Berlín ya han tomado medidas como limitar la luz de los escaparates, de los monumentos y hasta de los semáforos pero a los patriotas de hojalata hispanos no se les ocurre criticar lo que hacen otros gobiernos europeos ya que su entretenimiento obsesivo se reduce a criticar de manera sistemática e irracional al gobierno de España haga lo que haga. Si lo hace bien, mal, y si lo hace mal, peor. Da igual. 

 Mientras París o Berlín asumen con civismo las medidas para ahorrar energía, en Madrid la presidenta de la Comunidad tilda a Pedro Sánchez de totalitario cuando lo único que ha hecho es ordenar lo que ya ha sugerido y mandatado la Unión Europea, aplicando normas similares a las de otros gobiernos de los principales y más desarrollados países europeos.

  Para más inri contradictorio, el propio presidente nacional del Partido Popular se mostró partidario de tomar medidas drásticas de ahorro energético unos días antes que el gobierno español lo anunciará oficialmente a través de su presidente. 

 Ayuso critica el apagón nocturno de los escaparates y la subida de temperatura en los comercios a la vez que mantiene asados a los pacientes de sus hospitales a treinta grados centígrados. 

 La presidenta de la Comunidad ha basado su insana popularidad en el enfrentamiento sistemático con Pedro Sánchez, haciendo gala de un afán de protagonismo que raya en el ridículo. Sin embargo, es posible que tenga razón la presidenta de la Comunidad y deba bajar el aire acondicionado de su despacho porque es evidente que le está afectando y reblandando la sesera. 

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