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Nuestro primer año como patrimonio mundial

Almogaren Bentayga de Risco Caído.
10 de julio de 2020 09:54 h

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Hace un año, el 7 de julio de 2019, me encontraba en la capital de Azerbaiyán, Bakú, formando parte de una delegación conformada por miembros del Gobierno de España, del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Gran Canaria, para asistir a la 43 sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Sin duda un momento que ya está inscrito en la historia de nuestra isla. Tras años de denodado esfuerzo y trabajo, la Unesco declaró como Patrimonio Mundial de la Humanidad a Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria

Es imposible describir la emoción que sentimos los que tuvimos el privilegio de estar presentes en ese momento único. Nos sabíamos representantes y depositarios del sentimiento de toda una isla, del trabajo de decenas de personas, del legado de los primeros pobladores de esta tierra que durante siglos han preservado las gentes de la Cumbre. Fue un inmenso orgullo escuchar el nombre de Gran Canaria en aquella sala, sentir el reconocimiento mundial a nuestra cultura, oír el sonido ancestral de las lapas en manos de José de León.

Defendíamos una propuesta que no solo generó unanimidad, sino también los halagos de hasta diez países que tomaron la palabra, en un acto inusual, para expresar su reconocimiento por el trabajo realizado. Los representantes de países como China, Brasil, Túnez, Cuba o Guatemala mostraron su fascinación por la riqueza y originalidad de una candidatura que contribuiría a aumentar la diversidad de la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, uno de los aspectos a los que más valor se otorga.

Esta declaración supuso el reconocimiento universal de la cultura de los antiguos canarios, una civilización amazigh procedente del norte de África, que aislada y sin conocimiento del metal, evolucionó durante al menos 1.500 años hasta conseguir un nivel de desarrollo y de sofisticación que aún hoy nos sorprende. El yacimiento arqueológico de Risco Caído y su ingenio óptico, ya mundialmente famosos, son un fascinante vestigio de esta cultura troglodita. Risco Caído también supone un antes y un después para la conservación, difusión y conocimiento del patrimonio histórico de nuestras islas.

No obstante, no es el yacimiento arqueológico en exclusiva lo que ha recibido el reconocimiento sino que actúa como joya de un paisaje cultural que recoge ese legado indígena que se ha ido transformando y adaptando desde la conquista castellana hasta llegar a nuestros días como formas de habitar y relacionarse con el territorio únicas en el mundo, referencia de sostenibilidad, ingenio y resiliencia. No debemos olvidar esto porque es la base en la que se tiene que asentar el nuevo modelo de gobernanza de este espacio.

El año que hoy conmemoramos empezó de la peor manera posible, con unos incendios voraces que afectaron a zonas núcleo de la declaración. Una catástrofe que no obstante también ha servido para demostrar la solidaridad y la capacidad de resistencia de las gentes tanto del entorno del patrimonio mundial como del conjunto de la isla. La respuesta ciudadana e institucional posterior ha sido ejemplar y en colaboración estamos desarrollando el proyecto de desarrollo comunitario “La Cumbre Vive” que con más de 5 millones de euros inyectados en el plan de reactivación económica diseñado ante la crisis que estamos padeciendo, que se suman a las realizaciones que se acometen ya en ese espacio, también contribuirá positivamente a la consecución de los objetivos del Patrimonio Histórico.

Recientemente inauguramos la réplica exacta de la cueva nº6 del yacimiento de Risco Caído, situada en el centro de interpretación en el municipio de Artenara. Un trabajo excepcional, combinación de las más avanzadas técnicas de escáner y de impresión 3D con la artesanía, que consigue captar a la perfección la esencia de este enclave. Se trata de un hito que contribuirá enormemente a conservar y difundir los valores del Patrimonio Histórico así como a dinamizar la economía tanto de Artenara como del resto de municipios del patrimonio mundial: Gáldar, Agaete y Tejeda que cuenta con el centro de gestión.

Este primer aniversario coincide con el 15 aniversario de la declaración de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria. La UNESCO recomienda que en lugares con múltiples designaciones, como es el caso de esta parte del territorio de la isla de Gran Canaria con la coincidencia territorial de Patrimonio Mundial y Reserva de la Biosfera, se trabaje conjuntamente y que, aunque respetando la idiosincrasia propia de cada figura, se aprovechen eficientemente los recursos, se establezcan sinergias y se trabaje en pro de la mejora de la calidad de vida de las poblaciones locales que habitan en estos premiados territorios.

Y siguiendo esta recomendación hemos puesto en marcha el Instituto para la Gestión Integral del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera, una herramienta de gestión innovadora que nos permitirá trabajar de manera integral dos declaraciones cuyos valores son compartidos. De manera coordinada y creando correlaciones amplificarán los resultados positivos de los proyectos que promuevan en el marco de ambos reconocimientos, inaugurando una nueva fase en la gestión de la cumbre y medianías. Y ya estamos ejecutando las recomendaciones que nos demandaban realizar: un inventario del patrimonial general y también de los yacimientos arqueológicos, el estudio de su capacidad de carga para hacerlo compatible con un turismo cultural y sostenible, proponiendo acciones frente al cambio climático, incentivando la economía local para fijar la población al territorio, creando un plan específico para la prevención de incendios, planificando una estrategia que garantice los recursos hídricos que se necesitan, avanzando en la participación ciudadana y en la implicación de la sociedad civil…

Para profundizar en nuestro pasado, pero también para conseguir que genere atractivos económicos sostenibles ligados al paisaje, el patrimonio cultural, los usos y actividades tradicionales, los celajes de nuestras cumbres que ofrecen posibilidades enormes para el turismo de las estrellas…

Llegamos por lo tanto a este primer aniversario con el trabajo realizado, cumpliendo los objetivos que nos habíamos marcado y con avances concretos que nos llenan de esperanza y confianza para mejorar la vida de las personas que habitan estas tierras. El Patrimonio Mundial de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña aspira a convertirse en una referencia de desarrollo sostenible, combinando conservación e impulso económico, un ejemplo de lo que estamos construyendo para el conjunto de la isla.

Gran Canaria y Canarias estarán en eterna deuda con quiénes han hecho realidad lo que hace unos años no era más que un sueño: José de León, Julio Cuenca, Cipriano Marín, Carlos Ruiz, Oswaldo Guerra, que son la parte más visible y tantísima gente que, desde el área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo (cada mes presidía una reunión de trabajo con este enorme equipo) ha sumado esfuerzos con otras instituciones como el Gobierno de Canarias –hubo siempre un contacto muy estrecho con Miguel Ángel Clavijo- y Gobierno de España, con un potente equipo técnico encabezado por Elisa del Cabo, durante cuatro intensos años, para hacer posible que estemos hoy aquí. También colaboraron intensamente para hacerlo posible distintas áreas del Cabildo grancanario, decenas de expertos, una gran cantidad de personas de distintos oficios y especialidades y los ayuntamientos de Gáldar, Agaete, Tejeda y Artenara. A todos y a todas, muchísimas gracias.

Como he expresado en otras ocasiones, este paisaje cultural es el rastro de nuestro ADN y que el esfuerzo de algunos investigadores, el respeto de sus vecinos y la confluencia de los astros nos han permitido rescatar y llegar a tiempo para sellar el compromiso de que lo valore y proteja la humanidad. Deseamos contribuir humilde, pero firmemente, a que la cultura de los antiguos canarios de Gran Canaria y, por extensión, de Canarias, se afiance como nuevo paradigma mundial de las culturas del pasado en el planeta. Por su excepcionalidad y por el papel que tuvo en alguno de los grandes contextos de la historia mundial como en la expansión de las grandes civilizaciones mediterráneas y en la expansión europea con la conquista de las islas.

Este Archipiélago anclado en el Atlántico, atrapado entre el cielo y el mar, lugar de encuentro de culturas, de diálogo y de paz, tiene la oportunidad ahora de proyectar al mundo imaginativas vías de un desarrollo local basado en la sostenibilidad. Los antiguos canarios nos dejaron un extraordinario legado de futuro. Nos toca ahora corresponderles.

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