Espacio de opinión de Canarias Ahora
No tenemos remedio
Hay gente que se presenta ante los reyes como si fueran unos santos a los que se advoca para solicitarles que llueva, como pueden pedirles que les toque la lotería.
En todo caso a los que les ha tocado la lotería vitalicia es a los miembros de la Casa Real. Han conseguido un elevado sueldo de por vida sin presentarse a ningunas oposiciones ni elecciones democráticas.
El pasado martes los reyes visitaron Canarias como si fueran iconos encarnados de una procesión que se pasea desde el altar mayor de la Iglesia a la calle principal del pueblo.
En este caso los feligreses eran los súbditos que le rendían vasallaje a la intemperie, ya fuera en la avenida de Las Canteras o en la casa donde nació Pérez Galdós, paradójicamente uno de los escritores republicanos más antimonarquicos, mucho más cercano a Pablo Iglesias que a Alfonso 13.
Siente uno una vergüenza ajena apabullante cuando ve a sus paisanos alabando sin argumentos a los reyes de España o a las supuestas autoridades de izquierda rindiendo pleitesía a los monarcas mientras los acompañan sumisamente durante su visita a estas colonias de ultramar.
En Canarias y en España somos tan tontos y lelos que damos vivas y hurras al jefe del Estado que no ha sido elegido democráticamente y que ocupa un cargo más ornamental que funcional mientras a la vez criticamos, insultamos y ofendemos continuamente al presidente del Gobierno de España, que sí que ha sido elegido democráticamente para ocupar el cargo. Por supuesto que no solo tenemos derecho sino que estamos obligados a ser críticos con nuestros gobernantes pero es absurdo que seamos más crueles y virulentos con los cargos elegidos democráticamente que con aquellos que están ahí solo por linajes de sangre y herencias medievales.
Sin embargo, puedo entender que a los reyes no se les critique puesto que no hacen nada criticable. En realidad no hacen nada de nada, aparte de saludar continuamente a sus súbditos desde las alturas, y así es difícil que reciban críticas.
Sin embargo, hay que recordar que el desorbitado sueldo que tienen, muy superior al del presidente del Gobierno, se lo pagamos todos con nuestros impuestos.
Somos un país plagado de inconscientes y miserables que aplauden la visita de los Reyes cómo el que vitorea a la Virgen del Carmen en su paso por La Isleta. No hacen nada destacable por nosotros (al revés: somos nosotros los que los mantenemos) pero así y todo los mitificamos y endiosamos. Definitivamente no tenemos remedio.
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