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Sin rumbo

José Miguel González Hernández

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-Capitán, nos hundimos.

- ¿Por qué lo sabe?

-Porque hay una vía de agua.

-Pero ¿entra o que sale?

-No, no, salir no sale. Entra, entra.

-Ya, pero eso no es óbice para dar como corolario que nos hundimos. Puede que el

agua entre por un sitio y salga por otro. ¿No ha oído hablar de la teoría de los vasos

comunicantes?

-No creo que eso sea de utilidad en estos momentos. El barco se está escorando y…

-Bueno, pero no tiene que sacar conclusiones precipitadas. Puede haber ocurrido que

vayamos a una velocidad inadecuada y hayamos girado de forma brusca a babor o a

estribor y, por lo tanto, haber provocado que la embarcación se escore.

-No, Capitán. Vamos en línea recta y…

-Ya, pero a lo mejor estamos en una ubicación longitudinal paralela al oleaje, y el mar esté en fuerte marejada, lo que provoca que acusemos su embate.

-Podría ser, pero el mar está en calma y…

-Pues en ese caso lo que podría estar sucediendo es que llevemos carga en las bodegas y esta se ha desplazado de forma inapropiada, haciendo que nuestra línea de flotación se vea comprometida, no estando ajustada a la física propia de este barco.

-No, Capitán. No llevamos tanta mercancía y esta está asegurada. Mayoritariamente

llevamos personas que…

-Ah. En ese caso es muy probable que las personas se hayan concentrado en un lado

concreto de la embarcación, generando un peso excesivo descompensado sobre el

resto. ¿Estarán en la cubierta asomados viendo algún milagro de la naturaleza que

haya provocado que se embelesen durante mucho tiempo?

-No. Alrededor del barco solo hay agua, es de noche y no se ve nada. Además, si

estuvieran fuera de sus camarotes, podría haber una remota probabilidad, pero todos están confinados como se les dijo, a la espera que la tormenta amainase.

-¿Hay una tormenta? ¿Por qué no se me ha informado?

-Se le dijo, Capitán. De hecho, las órdenes de las restricciones a la movilidad las dio

usted. Capitán, debemos darnos prisa. El agua ya nos llega a la cintura.

-Umm, ya había notado cierta humedad. Pensaba que era por la tormenta.

-Entonces ¿qué hacemos?

-¿Sobre qué? ¿La tormenta? Reparta paraguas.

-No Capitán. Sobre la vía de agua…

-¿Vía de agua? ¿Que entra o que sale?

-Capitán, el agua nos llega al cuello

-Nademos pues…

-¿Nadar? ¿Ahora? ¿Eso es lo que le quiere decir al pasaje?

-¿Qué le sucede? ¿no saben nadar? Nadie debería subirse a un barco si no se sabe

nadar.

-Capitán, disculpe, pero creo que no se entera de nada. Esto se le está yendo de las

manos y nos vamos a pique y, además, no hace nada por evitarlo ni deja que los demás lo podamos hacer. Para todo busca y encuentra una justificación que avale su inacción.

-…

-¿Capitán, Capitán? ¿Dónde está?

-Glub, glub…

-Glub, glub…

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