Uno ha estado siempre por el referéndum y a lo que decidan los saharauis, salida bloqueada por los marroquíes que se han pasado por el arco del triunfo las resoluciones de la ONU. Lo aclaro para que se comprenda mejor que una cosa es una cosa y dos cosas las de Ruano. No volveré a explicar las razones para apoyar el referéndum, pero sí diré, para los que hablan de realpolitik , que soy muy consciente de los intereses españoles en Marruecos; de los económicos y de los relacionados con la lucha antiterrorista que pesan en el ánimo de Zapatero. Y añadiré que desde esa perspectiva comprendo que Zapatero adopte esa postura como la más conveniente para el territorio peninsular. La cuestión es que eso que interesa a la Península puede no ser lo mejor y sí lo más nefasto para Canarias. Hay varios asuntos en los que se aprecian las contradicciones Canarias-España y éste es uno de ellos; asuntos que el Gobierno canario, que va de nacionalista, no se atreve a plantear, si ha llegado a contemplarlos. No es raro, pues, que Zapatero, en la tesitura de escoger, opte por lo que conviene a la Península y obvie los intereses de Canarias, de donde no le llegan mensajes. Como la discusión sería interminable, lo dejo ahí y que cada cual piense como quiera y tan amigos. En realidad, sólo pretendo decirles que no sé si llamar cinismo o simplemente frescura lo de Ruano. Porque, aun no compartiendo yo la actitud de Zapatero, no se me escapa el oportunismo electorero de la crítica de Ruano en virtud del principio de que el movimiento se demuestra andando. Y los movimientos que hemos visto son de empresarios canarios que procuran de entenderse con Marruecos para hacer negocios y que viajado allá bajo el paraguas del Gobierno autonómico, que los alienta. Sin entrar en los movimientos de Mauricio, porque no acabaríamos nunca, hagamos memoria.Para empezar, recuerden las reiteradas alusiones empresariales al “Sur de Marruecos” en referencia al Sáhara. Ni Ruano ni nadie del Gobierno pidió prudencia; o por lo menos un respetito a las resoluciones de Naciones Unidas y a la especial sensibilidad de las islas respecto al conflicto a la que apela ahora Ruano para ganar votos. Tampoco dijo nada el Gobierno cuando dejaron fuera del ámbito de la Casa de África esta zona del Magreb a un tiro de piedra de aquí. Puedo entender que, por razones de Estado, Madrid trate de evitar posibles injerencias; justo las mismas razones que pudiera alegar Zapatero para alinearse con Marruecos. Pero también veo, insisto, su colisión con los intereses de las Islas; o al menos con la visión de tales intereses por una mayoría de los isleños que no planean montar negocios ahí enfrente y cree todavía en los derechos de los pueblos.Sin embargo, a lo que iba; este Gobierno, que se dice nacionalista, desconoce la contradicción radical Canarias-España que asoma ahí, de modo que lo de Ruano no es una toma de posición, ni siquiera un análisis, sino el perverso intento electorero de vendernos cascarillas por grano. Pura vaina de cara a las urnas ya que critica a Zapatero un alineamiento con Rabat que CC y su Gobierno practica desde hace tiempo.