Sáhara, traición e indiferencia

Herminia Fajardo Feo

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Aciago Noviembre. Esto de las efemérides tiene tela. Llega una fecha, empiezas a recordar y te puede asaltar cualquier hecho, por lo general, desagradable. Estos días se cumplen 45 años de la desaparición física de un dictador, activo en su papel  hasta su último suspiro, que murió firmando sentencias de muerte. José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot, Angel Otaegui, no olvidemos sus nombres. En menos de dos semanas, a ellos los condenó al paredón y al pueblo saharaui al genocidio.

Hace 45 años del ilegal Acuerdo Tripartito de Madrid por el que España entrega sus antiguas provincias de Saguía El Hamra y Río de Oro a Marruecos y Mauritania.  Pero, ¿quién se acuerda ya de que eran tres las partes y de que el sur le tocó en el reparto a Mauritania? ¿Quién recuerda los Anexos secretos -que luego se conocieron- por los que, entre otros puntos, la potencia colonizadora, a cambio de ceder Foss Bucraá, obtenía el “derecho de pesca” para 800 barcos en el banco canario-sahariano durante un lustro?  

 Y, ¿cuánto tiempo pudieron faenar los españoles al amparo de tal acuerdo? Poco más de dos años. A una orden de Hassan II comenzó la caza y captura de pesqueros conduciéndolos a Bojador y exigiendo el pago de “multas” por su liberación hasta conseguir el abono de cánones. Puro chantaje. El mismo que utilizó cuando ilegalmente ocupó la parte del pastel que había tocado a Mauritania en el reparto y que esta abandonó ante la imposibilidad de mantener una guerra con el Polisario. En ese momento, el destino de las embarcaciones fue Dajla, antigua Villa Cisneros, y no fueron solo barcos españoles, hubo de otras banderas, entre ellas la soviética. Otra vez el chantaje.  Captura, exigencia de multas y obligatoriedad de firmar acuerdo. Puro chantaje. Esa ha sido y es la palabra-acción   mágica que se guarda Marruecos en sus relaciones con España y con la comunidad internacional, apoyado siempre por Francia y USA a conveniencia.  Y siempre la vida de los más desgraciados como moneda de cambio. Mohamed VI, hijo de su padre, alumno aventajado de sus mismas prácticas sigue su camino.   

Lo que trato de traer aquí hoy, cuando el ejército marroquí ha perpetrado una nueva embestida a los saharauis en el paso de Guerguerat, es que si Marruecos basa su ocupación del Sáhara Occidental en el Acuerdo Tripartito de Madrid, considerado inválido por los organismos internacionales, ahora sigue infringiendo sus propios principios ocupando una zona que no le tocó en el reparto y rompiendo un alto el fuego que mal que bien se mantenía. 

 Y, ¿quién le tose? Nadie. Las Organizaciones Internacionales a lo mejor dicen algo hoy pero se callarán mañana. Los demás a rabiar de impotencia. Igual que cuando el dictador descargó sus armas de  tinta en una firma. ¿Quoque tándem?

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