Espacio de opinión de Canarias Ahora
El terror a Gadafi provoca el éxodo de su pueblo
El pasado lunes recibí un correo de Fathina una ciberamiga, con la que también comparto Chat. Su correo era estremecedor, huía de su país, buscando la libertad, pues sus padres y hermano habían sido detenidos por los paramilitares de Gadafi, e ignoraba si estaban vivos o habían sido fusilados. Fathina estudió filología hispánica en la Complutense, y tiene muy claro quién es Gadafi y su “coro mediático”. Me dice que se veía venir lo que hoy es una cruenta guerra civil, ya que Gadafi no es Hosny Mubarak. El clan familiar Libio está estructurado en base al “Macrofascismo” secta destructiva organizada en su entorno, que utilizan técnicas coercitivas de manipulación de las mentes y el comportamiento humano para conseguir, en base al sometimiento y a la adhesión incondicional de sus integrantes, sus objetivos de enriquecimiento y poder.
Desde el lunes 14, fecha en la que nos decía que se encontraba en Jalu, ciudad próxima al desierto de Libia, hemos mantenido contacto periódico. La pasada noche nos facilitaba una grata noticia, ha bordeado el desierto y, ya se encuentra en Egipto, en la ciudad de Sidi Barrani, próxima a Alejandría.
Lo que nos cuenta de su éxodo en compañía de tres familias a las que les une por impartir clases de español a sus hijos, es desgarrador.
Las cunetas llenas de cadáveres maniatados. Sus paramilitares, la mayoría procedentes del corazón de África. Por donde pasan, arrasan.
Los pueblerinos huyen aterrados, pues la matanza es indiscriminada. Nos dice Fathina: “Nunca pensé que el odio, cegara tanto a los seres humanos” no sólo los asesinan, sino que a sus mujeres, las violan y posteriormente las matan.
Fathina se hace una pregunta ¿Cómo es posible que el mundo haya ignorado lo que en mi país, estaba sucediendo? ¿Cómo es posible que el Jefe del gobierno italiano, exprese su preocupación por el asesino de los ciudadanos libios que no se han sometido a su adoctrinamiento? ¿Hasta donde llega la hipocresía de los gobernantes, que han mirado a otro lado, por intereses económicos, de difícil explicación? Ella lo tiene claro. Años de adoctrinamiento, de ilícito enriquecimiento de unas minorías, muy cualificadas, arropadas por el poder económico de Europa y EE.UU. harán de esta guerra, otro Irak, si la O.N.U. no es capaz de erradicar de la sociedad Libia, ese macrofascismo, que ha estado imperando en el país, desde que se le levantó el embargo a Gadafi, y los europeos le dieron su “placet”.
Compartiendo mesa y mantel, con un asesino.
Nos dice esta joven promesa de la nueva Libia, que cuando lee, que los gobiernos le están bloqueando sus cuentas y sus mansiones en el exterior, a la familia Gadafi, le produce amargura, pues los libios que por una u otra razón, han seguido de cerca, las maniobras del dictador, saben que en oro y diamantes, tiene una fortuna, enterrada en algún sitio.
La ciudadanía Libia con formación académica, sabe que, si el Tribunal Internacional de los Derechos Humanos, no sienta en el banquillo al genocida y su “secta” ésta seguirá latente, entre las clases que han sido captadas y agraciadas por su “modus operandi”.
Después de leer tan desgarrador relato, cabría preguntarse: ¿Habrá en este país nuestro, algún político, que aún piense que la participación española en la operación de castigo al dictador, es ilícita? ¿Por qué se hace uso de la intervención en Libia, para justificar la fotografía de las Azores?
Y por último: ¿No les suena esa musiquilla de enriquecimiento ilícito y despilfarro económico de la familia del coronel Moammar al-Gadafi, con lo que sucede, en un país en el que también se toma el baño en las costas del Mar Mediterráneo? Lo dejo en manos del intelecto de nuestros estimados lectores.
Antonio Ortega Santana
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