Espacio de opinión de Canarias Ahora
Tiempo de moción de censura
Cuando llegué a la redacción del viejo y querido Diario de Las Palmas, al poco tiempo recuerdo que su director, Pedro Perdomo Acedo, periodista, poeta, escritor y también un liberal antifranquista, me dice un día al modo de lección periodística: “González, siempre tiene que estar en contra de la mentira y del dinero de robo público, aunque ahora con don Paco no se puede denunciar nada porque nos pelan al cero”. “Don Paco”, claro, era el dictador Franco. Mi estimado don Pedro, al que llegué a apreciar como mi padre periodístico, tenía un humor socarrón británico, y con pocas palabras describía situaciones que a otros les costaba mucha saliva o folios. Gracias a Nanino Díaz Cutillas me colé pronto como oyente y casi siempre a cierta distancia por respeto a los ilustres asistentes, en las tertulias vespertinas del bar Polo, y un día uno de los tertulianos va y me dice medio en serio, medio en broma: “¿Y tú que haces aquí con los hombres?”. Don Pedro salió al trapo y me echó un capote: “Dejen al jovencito, está conmigo en el Diario y es un buen aprendiz de periodista”.
Unos pocos años más tarde, ya trabajando “fijo” cómo auxiliar de redacción en el Diario, también me colé en la tertulia del Neo-Tea, un nido de liberales y rojos antifranquistas que capitaneaba entre calderos, loza y cristal, objetos a la venta en su tienda, Antonio Izquierdo, y a la que asistían que recuerde Néstor Álamo, Paco Kraus, Juan del Río Ayala, Felo Monzón, Víctor Doreste, Antonio Padrón, Luis Jorge Ramírez, Pedro Perdomo, y Nanino Díaz Cutillas y el que suscribe que a veces nos dejábamos caer por la calle de la Pelota. Si rememoro un poco todo estos años inolvidables es porqué de Pedro Perdomo Acedo, don Pedro, aprendí muchísimas cosas, pero dos fundamentales para un periodista que trata de ser honesto, honrado, luchar contra la mentira y el robo de dinero público. Una gran pena me invadió cuando poco después de entrar a trabajar en plan fijo, don Pedro se jubiló. El día de su marcha, nos tomamos unas copichuelas en el bar Cenit, frente al periódico, me regaló un ejemplar de su libro Caballo de bronce, editado unos años antes, y Antonio Lemus, Luis García Jiménez, Luis Jorge Ramírez, y otros compañeros me decían “Don Pedro te ha cogido mucho cariño”. Sus consejos, sus comentarios, siempre los tenía en cuenta, y era además un ferviente lector de su artículo diario “La muy noble y leal”.
Vuelvo a la realidad actual, y me tropiezo de nuevo con la mentira y el robo de dinero público. Para empezar por Canarias, les diré que después de leerme la sentencia del caso Las Teresitas he entrado en trance de radicalismo absolutista, pero no monárquico en plan Arabia Saudí. El Tribunal del asunto/trasunto he llegado a la conclusión que Miguel Zerolo urdió un plan jerarquizado para malversar las arcas municipales y su concejal de Urbanismo, Miguel Parejo, le ayudó a materializar los objetivos de la delincuencia tramada. Una asociación criminal para delinquir. Los dos, ya saben mis sufridos lectores, han sido condenados a siete años de cárcel y 17 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público por el delito de malversación de capitales, y por el de prevaricación a ocho años y nueve meses de inhabilitación para ejercer cualquier asuntillo público de ladrillos y tal. Los empresarios Antonio Plasencia e Ignacio González también han sido condenados a cinco años y tres meses de prisión, pero lo que es peor para sus empresas, sus negocios, a 21 de inhabilitación para hacer contrataciones con la Administración, por lo cual no podrán en el futuro mover un ladrillo.
La mentira y el robo de dinero público me atenaza, me corroe, me encabrita, me cabrea. La mentira con la que ha estado jugando el PSOE desde el 20 Diciembre 2015 es inaudita. Podemos no podía pactar con el PSOE junto a Ciudadanos, que son más de derechas que Marie Le Pen, y se ha venido demostrando que son el bastoncito del Partido Popular. Le han dado vueltas a este asunto/trasunto los ppsocialistas utilizando las técnicas de Goëbels, que una mentira diciéndola cien veces se convierte en realidad. La verdad es que la derecha del PsoE, que domina al partido con Felipe González a la cabeza, El País y el IBEX 35 le tienen pánico a Unidos Podemos. Pedro Sánchez pudo ser presidente en segunda votación con los votos de Podemos, Compromís, PNV e Izquierda Unida, 167 votos a favor de Sánchez, 163 para Mariano Rajoy, y sin posibilidad de lograr una moción de censura, porque CiU y Esquerra Republicana de Catalunya nunca les hubiese dado sus votos. Lo de Antonio Hernando y sus mentiras, traidor a Pedro Sánchez, no se cura de la noche a la mañana, y si Susana Díaz es secretaria general del PsoE mucho menos, no cose al partido ni en diez años.
Ahora ha surgido la moción de censura que interpone Unidos Podemos al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y toda la prensa mediática de derechas, políticos de derechas, y empresas del IBEX 35, se ponen histéricos. La corrupción atenaza a España por todas sus costuras, el último escándalo de la Operación Lezo hace insostenible al gobierno de Mariano Rajoy. Pero está claro que a las fuerzas negras de la derecha no les gusta el parlamentarismo, no les gusta la cultura parlamentaria. El impresentable Antonio Hernando, portavoz del PsoE en el Congreso de los Diputados, se apresuró a decir que la moción de censura estaba puesta con “mala fe”, y la prensa de derechas y los ppsocialistas aplaudieron con las orejas esta afirmación, y además tratan de ocultar que Felipe González en mayo de 1980 le puso una moción de censura a Adolfo Suárez, que perdió por 166 votos en contra de UCD, y 152 a favor de PSOE, entre los que se contaban el emitido por Fernando Sagaseta, Unión del Pueblo Canario, y los 23 del Partido Comunista de España, y también votaron a favor de la moción Euskadiko Ezquerra, que luego se unión en Euskadi al PSOE, y Esquerra Republicana de Catalunya.
En aquella ocasión toda la izquierda del arco parlamentario votó a favor de la moción de censura y lo hizo con buena fe. Pese a perder la moción, dos años después Felipe González ganó las elecciones en octubre de 1982 por mayoría absoluta. Está claro que con la iniciativa de Unidos Podemos a la corrupción del Partido Popular el parlamentarismo, la cultura parlamentaria se enriquece. Es tiempo de moción de censura. Pero en realidad la situación putrefacta, de corrupción galopante, no es cosa sólo de actividad parlamentaria, hay que llevar las protestas a la calle, que la calle sea nuestra, del pueblo.
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