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Triunfalismo sin pudor por Pedro Hernández Hernández

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La importancia del Consejo Escolar de Canarias

¿Qué cuestiones podrían reflejar lo que supone y ha supuesto el Consejo de Canarias? Desde mi perspectiva de primer presidente de este órgano, tendría, por fuerza, que empezar resaltando el valor incalculable de la educación. Pretendo que no sea una palabra manida, pues educar es uno de los proyectos más grandes para la realización de cada persona, para la convivencia y para la productividad de los pueblos.

De ahí que mejorar la educación de Canarias, como la educación de cualquier país, comunidad o municipio, es una de las metas sociales más atractivas y el mejor regalo que se puede hacer a cada persona y a cada país. Mejorar la educación es mejorar la eficiencia, mejorar la cultura, mejorar los valores que permitan saber vivir y saber convivir.

Sin embargo, la educación es compleja en sus fines y en sus medios. Sobre todo, porque la educación es algo que no sólo es asunto de los profesores, ni de la administración pública, ni de los padres, ni de los alumnos, ni de los empresarios, ni de los sindicatos, ni de los medios de comunicación, ni de los economistas, ni de los intelectuales, ni de los expertos, ni de los centros escolares ni de las universidades, sino que es asunto de todos; por eso, la educación que pretendemos y el modo de conseguirla es opinable y discutible. Más aún, se necesitan todas esas opiniones para enriquecerla, por una parte, y, por otra, para equilibrarla, ya que son distintos los puntos de vista e intereses, por ejemplo, el de los alumnos, padres, profesores o administración. Ese es el valor del Consejo Escolar, pues constituye un órgano consultivo de la Administración Educativa en el que participan los distintos agentes comprometidos en la vida educativa de Canarias.

Diferencias entre el Consejo Escolar de Canarias y otros consejos autonómicos

Ésta sería la segunda cuestión que plantearía: ¿Es diferente el Consejo Escolar de Canarias? Desde el punto de vista legislativo, hay que reconocerle al CEC dos aspectos únicos en comparación con otros consejos escolares autonómicos. El primer aspecto es que su presidente es elegido por el propio Consejo, permitiendo así una mayor independencia respecto a la administración educativa, pues en el resto del Estado hay mayor vinculación con la administración. El segundo aspecto tiene que ver con el fomento de la cultura y la identidad canaria, pues la ley enfatiza esto como objetivo prioritario del Consejo Escolar.

Una diferencia histórica importante, también, se ha dado en el proceso de la formación del Consejo. Concretamente, se tuvo que desarrollar una lucha con la administración educativa, pues lo determinado en el “papel” encontraba dificultades en su puesta en marcha, al no contar con un espacio físico y con unas condiciones humanas para funcionar. Este hecho favoreció que los medios de comunicación y la sociedad tomaran conciencia y resaltaran la importancia del CEC.

Luego se fueron dando otras diferencias importantes, fruto del propio proceso constructivo de este órgano, como fue la existencia de un equipo técnico de psicopedagogos. Por ejemplo, los trabajos de elaboración e investigación de ese equipo, junto a los trabajos de encargo a equipos externos, han servido de apoyo para los consejeros, fundamentando el trabajo de asesoramiento a la administración, al tiempo que ha propiciado importantes estudios y pautas orientativas a la sociedad y a los agentes educativos. Como consecuencia de ello, han sido múltiples las publicaciones divulgativas del Consejo Escolar de Canarias, manteniendo así, junto con otras iniciativas, como son los encuentros en cada isla, importantes lazos con la sociedad canaria. Esto lo ha alejado de ser un órgano meramente burocrático.

También es verdad que un tema tan conflictivo como fue la jornada escolar, en el cuestionamiento de la jornada continua, sirvió de bautismo de fuego del CEC ante la sociedad, adoptando valoraciones críticas y diversas. Luego han estado otros temas problemáticos, tales como las tutorías de tarde para los padres por parte de los profesores de secundaria. Sin embargo, también han existido temas alentadores como las campañas y pautas de participación de los padres y alumnado en los consejos escolares de centro, los premios de reconocimiento de los centros escolares, las guías orientadoras de objetivos prioritarios para el profesorado, etc.

Primer presidente y principales logros

Una pregunta clásica en estos casos suele ser: ¿Qué supuso haber sido el primer Presidente de CEC?

Valoro, primero, haber sido elegido por el claustro universitario como representante de la Universidad de La Laguna. Segundo, ser elegido presidente por todos los miembros, como son alumnos, padres, profesores, sindicatos, empresarios y administración. Tercero, el no haber tenido remuneración ni estar liberado, me permitió continuar en contacto con mi trabajo universitario. Cuarto, el haber sido el primer presidente, con la unión sin quiebra de los otros miembros del equipo directivo, me permitió trazar las líneas maestras que han marcado la identidad del CEC y que, tras mi ida, después ser elegido presidente durante tres legislaturas, el Consejo continúa en esa misma trayectoria, consiguiendo mayores logros y mejoras. ¿Cuáles son esos logros?

Son muchos, porque muchos, es decir, todos los miembros, pusimos el hombro en la misma dirección, siendo una gran familia, incluyendo todo el equipo técnico y administrativo, buscando los mismos objetivos, evitando dar juego al individualismo o al partidismo. Concretamente, reforzamos la participación de todos, fueran expertos, padres, madres o alumnado, de forma que cada uno se sintiera significativo y valorado con sus aportaciones; garantizamos hábitos de consenso, por mucho tiempo que perdiéramos, y evitamos enfrentamientos entre los sectores; elaboramos estudios e informes anuales y específicos; generamos campañas de apoyo al profesorado con materiales orientadores; fomentamos la participación de los padres y alumnado en los centros escolares; valoramos y reconocimos oficialmente la labor de los centros escolares volcados a la innovación y participación.

Lo que se echa en falta

Todo ha sido muy positivo, incluyendo mi propia marcha. Para ello, elaboramos los mecanismos de garantía para que el éxito de nuestro Consejo estuviera en su propia identidad y no en personas concretas. Así el éxito del Consejo Escolar de Canarias ha continuado más allá de ser yo o no su presidente. Creo que lo conseguimos a través de la estela creada por la práctica de varios años, a través de la continuidad y ampliación del equipo técnico, de la continuidad de varios consejeros y a través del nuevo reglamento aprobado.

Si tuviera que echar algo en falta es que no potenciamos y creo que todavía no se potencia suficientemente la identidad cultural canaria. Ésta, como se sabe, es una de las principales misiones propuesta precisamente por la ley de la creación del CEC, aprobada durante el gobierno socialista y que, hoy, en un momento de globalización y multiculturalidad, se hace más imprescindible como elemento de apoyo del conocimiento escolar, como mejora de la autoestima del pueblo canario, como referencia en la integración de gente y comunidades de otras culturas, así como clave superadora en las luchas interinsulares. `

* Catedrático de Psicología Educativa de la Universidad de La Laguna y ex presidente del Consejo Escolar de Canarias

Pedro Hernández Hernández *

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