La desesperación de algunos dirigentes del PP, ávidos por asaltar La Moncloa y por frenar la previsible recuperación electoral del PSOE en manos de Rubalcaba, les está llevando a situaciones verdaderamente ridículas. Pedir el adelanto del adelanto de las elecciones no denota otra cosa que ansiedad política, deseo irrefrenable de desestabilizar aún más la situación social y económica española, de increpar a los mercados para que se sigan fijando en España y ésta pague más caras sus emisiones de deuda, para a continuación proclamar que, como consecuencia de ese encarecimiento habrá más paro. Cojonudo. Cuanto peor, mejor para los intereses electorales del PP, que ya vendrá el tío Marianico con las rebajas a partir de enero. “Quienes nos prestan dinero no están dispuestos a esperar hasta el 20-N”, proclamó este miércoles de manera solemne el presidente del PP canario, que ya hace meses dijo que España iba a seguir a Grecia en los rescates, y ya han visto ustedes en qué situación estamos, desmintiéndolo el Gobierno, Bruselas y el mismísimo Mariano Rajoy. Pero nuestro José Manuel prefiere seguir dando patadas a la credibilidad españolas a ver si así le cae algo del árbol de los cargos públicos que ambiciona regar muy pronto el Partido Popular.