Canarias, y más concretamente Gran Canaria, no ha sido ajena al esperpento nacional. El sector más cavernícola del PP se ha lanzado a atribuir a Zapatero la colocación de la furgoneta-bomba en Barajas y ha aprovechado para escupir e insultar a los periodistas que osan discrepar de la versión que enlaza a la T-4 con Atocha, y tiro porque me toca. El mesías de ese sector taliban, Federico Jiménez Losantos, lo resumió todo en su periódico con una frase genial: “Se acabó la legislatura; a las urnas”, en un claro error tipográfico porque lo que él realmente dictó a su secretaria fue “a las armas”. Pero les decíamos que Gran Canaria no había sido ajena a ese esperpento nacional, evidenciado en las concentraciones de repulsa celebradas el sábado. En Las Palmas de Gran Canaria el acto se celebró en la plaza de Santa Ana, no sin cierto desconcierto por parte de algunos ciudadanos, que se dirigieron por error a las oficinas municipales de León y Castillo. Había autoridades, no muchas, pero no faltaron José Manuel Soria, Josefa Luzardo, Juan Fernando López Aguilar, Carolina Darias, Isaac Godoy, José Miguel Pérez... Y casi un centenar de personas cabreadas y estupefactas.