No sabemos si es sobrecarga de trabajo (Industria lleva también sobre sus espaldas el tremendo papelón del empleo en Canarias) o simple ineptitud lo que está conduciendo al desastre este concurso eólico. Porque ponemos por delante que el Gobierno habrá puesto todo su empeño en que en esta ocasión no haya mamandurria en la convocatoria. Pero lo que sí tenemos confirmado es que ha habido escaso personal cualificado atendiendo los primeros pasos de este expediente. Durante el periodo comprendido entre abril de 2007 (convocatoria del concurso) y agosto pasado, Industria sólo había destinado a tramitar la ingente cantidad de documentación que genera este concurso a dos becarios. Ese imponente equipo se vio reforzado ahora, pero se acumuló el trabajo de subsanación de documentación con todos los trámites finales propios de un asunto de esta envergadura