Más bien vamos a quedarnos con que Fedalime tiene 300 asociados, a no ser que alguien nos enseñe los recibos bancarios que se giran para el cobro y se pagan. Pero, insistimos, no ha de ser mucha la representación porque de otro modo no podría entenderse la nula influencia que ha tenido esa federación en el conflicto de Mercalaspalmas, recinto éste donde, por cierto, tiene puesto la empresa plateada Unifrutti Canarias. Qué lejos quedan aquellos tiempos en que Suárez Gil y su hombre de confianza, Lucas Santana, se ponían al frente de toda pelotera relacionada con el sector, empezando por la radical oposición al establecimiento de grandes superficies. Una oposición, que en el caso plateado, tornose luego en apoyo y ahora, tan poquito tiempo después, en captura para el capital canario.