Laborioso y mediático día el que tuvo este jueves Eligio Hernández, letrado en ejercicio, ex fiscal general del Estado, ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, ex delegado del Gobierno en Canarias y magistrado en situación de excedencia. Un par de horas de la jornada las dedicó a hablar con periodistas conocedores del caso de los generales, aquel por el que un general de la Guardia Civil, inflamado de corporativismo, montó en cólera tras la detención y posterior condena de la esposa de otro general, el de la Zona Militar de Canarias. El letrado herreño ha insistido en que él no lleva querella alguna de la señora ofendida contra el inspector jefe de la Policía que ordenó su detención (“jamás haré algo así ni contra la Policía ni contra la Guardia Civil”, sostiene), y que su tarea profesional en este asunto se limita a tramitar el recurso de amparo de la condenada ante el Tribunal Constitucional. Para ello está procediendo a agotar todos los recursos previos, aún a sabiendas de que algunos no tienen prosperabilidad alguna, entre otras razones por su extemporaneidad. El abogado está convencido, sin embargo, de que la Policía no tiene competencias para hacer lo que hizo y que, por tanto, la carta de cabreo y de afeamiento dirigida por el general de la Guardia Civil a la jefa superior es “impecable”. Con dos galones, sí señor.