El control de las licencias comerciales específicas, es decir, la autorización para el establecimiento de grandes superficies en Canarias, ha sido, como decíamos, una auténtica obsesión para Coalición Canaria. O más específicamente, valga la redundancia, para ATI. Su empeño por proteger a lo que podemos considerar sus marcas blancas comerciales llevaron a sucesivos gobiernos nacionalistas y peperos a poner todo tipo de trabas a los potenciales competidores. Entendamos por marca blanca de ATI, por ejemplo, a Jesuman, empresa tinerfeña propietaria, entre otras banderas, de Cerca y de Hipertrebol. Para su protección, el Gobierno fue capaz de los más alambicados procedimientos para impedir el desembarco en Canarias de marcas como Lidl, que finalmente tuvo que batirse el cobre en los tribunales, donde acabó ganando ante las arbitrariedades gubernamentales. Por eso resulta grotesco ver a altos representantes de ATI y del Gobierno asistir encantados a la inauguración de instalaciones de esa multinacional alemana.