Blanco y en botella. La ponencia parlamentaria que debate la famosa y muy sospechosa Ley de Medias Urgentes del Gobierno nacional-pepero, con la que Paulino Rivero pretende que Canarias sea tan ancha como Castilla, tardó este viernes quince minutos en pasar el rodillo del pacto CC-PP y rechazar todas las enmiendas socialistas. Ese cuartito de hora sirvió también, sin embargo, para que los que mangonean en Canarias tuvieran un rapto de responsabilidad y volvieran a meter en la calificación de establecimientos turísticos a los de tiempo compartido, o time-sharing, que habían sacado para satisfacer las deseos de Soria de que sus trapisondas en el salmón parezcan menos graves en el momento procesal oportuno. Los socialistas lo celebraron con vítores y voladores porque suponía un reconocimiento a su denuncia de berlusconización de la actividad parlamentaria. Pero su gozo en un pozo.