No tenemos duda alguna de las bondades oratorias que adornan a José Manuel Soria, que se prepara estos debates con precisión suiza, pero con rotulador azul en libreta gigante. No deja nada a la improvisación, y estudia a sus adversarios antes de atacarles. Vapuleó todo lo que pudo al portavoz socialista, pero éste le devolvió unos cuantos recaditos de modo certero. Soria leyó un amplio pasaje del Diario de Sesiones referido a la llegada del “elegido, del anunciado, del que habría de llegar limpio e inmaculado”. Despertó las risas del respetable, pero la cosa se heló cuando López Aguilar dijo que el que pronunció aquellos salmos en febrero de 2006 fue el mismísimo líder del PP, “y ya se sabe que el abogado que se cita a sí mismo se equivoca de cliente”, le respondió el ex ministro. Esto promete, la verdad.