La dirección de la Televisión Canaria debió descubrir tarde que se la iba de las manos la retransmisión de las fiestas de la Candelaria, lo que eso puede significar de delito de leso tinerfeñismo en un ente público del que es máximo directivo Willy García, un hijo de la patria nivariense. De ahí la desesperación de última hora para que al menos quede constancia de que lo intentaron. La ocasión podría servir para que alguien reclame a este ente público explicaciones convincentes de por qué siempre se pretende cobrar por hacer retransmisiones de actos situados en municipios o islas gobernadas por socialistas. El pulso con el Cabildo de Gran Canaria el año pasado no tiene parangón en las relaciones entre medios informativos públicos e instituciones; del mismo modo que no tiene parangón que se pretendiera cobrar al Ayuntamiento de Adeje, también gobernado por el PSOE, 40.000 euros por retransmitir la Pasión de Semana Santa, o los mentados 30.000 a Candelaria por una misa conmemorativa del cincuentenario de la Basílica de la patrona de Canarias (o de Tenerife, según cada cual). A Willy no se le pasaría por la cabeza pedir un euro a La Laguna, por ejemplo, para cualquier bolo.