Segura advirtió a sus anfitriones, las Cámaras de Comercio, de que acudiría en misión personal, con vaqueros, zapatillas deportiva y gorra con visera, que no haría declaraciones a la prensa y que no admitía ningún trato institucional. Así lo acreditan los periodistas que acudieron al vuelo inaugural de Binter. Mientras, en San Antonio, Soria, Melchior y Oramas acudían a un encuentro muy importante para el futuro de Canarias, consistente en vender las excelencias de invertir en Canarias. Más o menos lo mismo que hace Arnáiz y sus cuarenta y pico acompañantes en la China. Suena a coña que a Segura le monten este numerito mientras los otros tres se dan un viaje de diez días por tierras norteamericanas para vender algo que son incapaces de asegurar. Al menos en el caso de Soria: ¿puede un presidente de un cabildo insular hablar de la bondad de invertir en una isla cuya seguridad jurídica ha sido puesta en entredicho incluso por la Unión Europea? Va a ser que no. Y Oramas vendiendo patrimonio de la humanidad. Fuerte pueblo éste.