El caso salmón y el caso chalet han sentado como dos auténticas bombas en el plácido transcurrir del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, que bastante tenía ya con la larga instrucción del caso de Las Teresitas, en manos de Carla Bellini. Si resultó convulsa la imputación de unos delitos a un aforado tan bien relacionado dentro del Palacio de Justicia, como se confirma que lo está José Manuel Soria, no han sido tranquilos los autos de archivo e inadmisión de ambas denuncias, contrariamente a lo que se esperaba. Ya lo decían influyentes miembros de la Sala de lo Civil y Penal en septiembre de 2008, semanas después de que tuviera entrada la denuncia del salmón: “Esto va directo al archivo”, dijo uno de ellos a un periodista de un periódico que no es éste. Pero aquello explotó como explota la fruta madura cuando nadie se percata de que hay que retirarla del árbol en el momento adecuado. Y el archivo, muy oportuno en el tiempo electoral y parlamentario, eso sí, ha dado lugar a más conmociones, particularmente por la provocada por el escrito del fiscal dando por hecho el cohecho de Soria al tiempo que proclamando su prescripción.