Carmelo Vega, alcalde de Santa Brígida, es el primero en reconocer que es de naturaleza primaria, que no tuvo la fortuna de formarse académicamente, que llamaba “Trompical” a la cerveza cuando empezó en la hostelería. Pero es hombre noble, de sentimientos, aunque a veces por las cosas de la política él mismo traicione sus principios, cuando no es su subsconciente el que le traiciona a él. En los últimos días ha dado dos muestras de estas debilidades que le adornan. En una radio local de la zona centro se metió malamente con la concejal de la oposición Victoria Casas, utilizando su apellido de modo atolondrado (algo de unas “casas-cuevas”) y su físico, algo alejado de la talla 36, pero de buen ver, todo hay que decirlo. El segundo patinazo se lo forzó este martes Francisco Chavanel en CANARIAS AHORA RADIO, mientras lo entrevistaba con motivo de la polémica sobre los intentos de retirada de símbolos franquistas en la villa de la que es alcalde.