Lamentablemente, José Manuel Soria sigue sin aprender de sus propios errores y profundizando en teorías cada vez menos respetuosas con el Estado de Derecho. Ni siquiera le han servido las advertencias de los fiscales, manifestadas por uno de sus portavoces más cualificados, miembro del colectivo más conservador del Ministerio Público: no se puede acusar a la Fiscalía de lo que se le está acusando, so pena de llevarse una querella entre ceja y ceja. Pero Soria, que recibió este martes el impacto de una nueva detención de un alcalde de su partido, dio una nueva vuelta de tuerca a su esquizofrenia política y metió en la coctelera todo lo que le vino en gana con el único objeto de descargar la corrupción de su partido en los hombros del PSOE, miren ustedes por dónde. Veremos en qué acaba todo, porque la advertencia de la Fiscalía no parecía una broma. Y nos tememos lo peor.